La
estructura demográfica, indicadores paleo demográficos
Reseñado
por Didier Lanao Rebolledo
Una forma de abordar los
grandes cambios ambientales, sociales y biológicos de las sociedades del
pasado, su nivel de adaptación y capacidad reproductora es viendo sus dinámicas
poblacionales y/o demográficas. Aunque está la paleodemografía
encargada del conteo de esqueletos y no de los censos, esta posee unos límites
metodológicos, como el establecer un motor de cambio demográfico como la
fecundidad en vez de la mortalidad, ya que la primera solo afecta la base de la
pirámide poblacional, cuando la segunda a todas las edades. O la
representatividad de la muestra que informe sobre el cementerio en su totalidad
y no parte del mismo guiado por aspectos culturales. Incluso, una población
estable sin emigraciones o inmigraciones durante el uso del cementerio o los
ataques de epidemias o guerras; se le incluye, una metodología multifactorial
que logre dar con el sexo y la edad sin sesgos.
El autor plantea un ejemplo
como arquetipo que muestra lo contrario, El cementerio de La Jagua, dice que
corresponde a casi la totalidad de las tumbas donde tuvo lugar la excavación de
las lagunas de oxidación; se recuperaron restos óseos, hasta los que estaban en
mal estado; que hubo una uniformidad en la temporalidad de la ocupación, entre
otros aspectos. Así mismo, la información demográfica recogida según Rodríguez
(2016) se basa en los siguientes datos: evaluación de la proporción de sexos,
mortalidad infantil, probabilidad de muerte, esperanza de vida al nacer,
fertilidad y mortalidad bruta, proporcionando información acerca de la calidad
de vida de las poblaciones pretéritas.
Seguido a esta exposición,
el autor construye una tabla de mortalidad como expresión de la dualidad
vida/muerte. En ella se referencian el número de individuos por cohorte de
edad, frecuencia, sobrevivientes por cohorte, probabilidad de muerte por
cohorte, entre otros datos, que arrojaron una esperanza de vida para un niño
nacido en La Jagua en épocas prehispánica de 19. 6 años, luego, en los cinco
años siguientes, 23.1 años y así hasta llegar a los 28. 1 años. Esto, teniendo
en cuenta las condiciones de vida por factores ambientales, sociales, hábitos
nutricionales y hasta las condiciones patológicas.
Otro de los datos que expone
el autor es relacional a los indicadores de fecundidad según las tendencias de
crecimiento demográfico y el incremento de la vida reproductiva de las mujeres
de la población. Asimismo, ejemplifica que las poblaciones sedentarias agrícolas
que hubieron mejorado su producción alimenticia debido a los excedentes de los
cereales, gracias a la mayor ingesta de calorías de las mujeres, la cantidad de
grasa que se consume para el inicio de la menstruación y los ciclos ovulatorios
fueron mejores y necesarios, logrando desplazar la menopausia, por ende,
ampliar el ciclo reproductivo.
Esto realmente se constituye
en un indicador de crecimiento demográfico y comportamiento reproductivo, como
en el caso de la población mundial desde el Neolítico gracias a la agricultura,
la alfarería y ganadería que muchos grupos pudieron introducir en sus
poblaciones, a la vez que el generar excedentes agrícolas alimentando un mayor
número de personas incluyendo a los niños recién destetados para sustituir la
leche acortando el espacio entre partos. Debido a esta tecnología, la población
mundial “creció a una tasa de 0.1% anual, con lo cual se multiplicó en 8.8
veces en comparación con el período anterior (Mesolítico) “(Marvin y Ross, 1991
en Rodríguez, 2016, p. 250).
Otro
aspecto que el autor expone según las narraciones
del capitán Diego de Ospina al visitar la villa de Timaná (1628-1629), se había
generado un espectro de cambios en las condiciones de vida de las poblaciones
indígenas agrupadas en diferentes zonas, entre esas la cuenca alta de los ríos
Suaza, Guarapas, entre otras. Eran personas sometidas a maltratos, trabajos
rudos sin paga alguna ni alimentación, gente desplazada, empobrecida,
envejecida sin porvenir ni probabilidad de armar familia alguna y con pocos
hijos para asegurar la descendencia.
El capitán
organizó unos censos contabilizando 323 personas de diversas edades, más, 36
huidos que conformaban el 11.1 % de la población. Las edades del 22.9% de los
censados oscilaban entre los 0-15 años, una cifra inferior en comparación al
cuadro demográfico prehispánico, distinta a la cifra de 57.6% de la cohorte de
15-50 años, y la mayor de 50 representando un 19.5%, más alto que el
prehispánico.
Según los indicadores de
fecundidad expuestos en la Tabla 24 por el autor, la tasa específica asciende
entre los 20-30 años coincidiendo con la edad promedio de las mujeres con
hijas, la cual es de 21.4 años. La TBR (tasa bruta de reproducción), es de 2.1
correspondiente al número de hijas que pudieron sobrevivir tenida por cada
mujer que logró llegar a los 50 años garantizando un relevo generacional para
futuras mamás.
Por último, el autor explica
que varios indicadores de fecundidad indígena habitantes de la villa de Timaná
aseguran la reproducción biológica en épocas de patógenos introducidos en
Europa por medio de organismos alimentados inadecuadamente, más la constitución
de una única fuente de proteína animal, junto a los esfuerzos laborales en
minas, haciendas, vaquerías y demás, que generaron un brutal efecto microbiano
y en lo demográfico para los nativos.
Luego cierra exponiendo que
en la Tabla 1 “los censos del Cabildo de Timaná de 1642 y 1669 se observa
prácticamente la desaparición de los indígenas, que quedaban reducidos a menos
de 100 al final de ese período” (Rodríguez, 2016, p. 264).
Bibliografía
Rodríguez
JV, A. Ariza, G. Cabal L, F. Caldón.(2016). Vida y muerte en el sur del Alto
Magdalena, Huila. Bioarqueología y cambio social. Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia, Emgesa.
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