miércoles, 10 de febrero de 2021

Colombia antes de la pandemia: sobre marchas, protestas y sus contrapartes

 



Colombia antes de la pandemia: sobre marchas, protestas y sus contrapartes


Por Didier Lanao Rebolledo


            Antes de iniciar la pandemia, Colombia atravesaba unos estados sociales de choques entre el pueblo y los dirigentes políticos, desplegando una atmósfera de caos que no vaticinaba nada bueno para el futuro próximo; de ahí surge esta pequeña y superficial reflexión/opinión que está realmente contextualizada en entonces. Quizá nos sirva para hacer un flashback.

     Hoy opino que: el país está fragmentado en ideologías que realmente nos irán acabando hasta reducirnos a la nada; algunas, más rápido que otras, lo cual, no es una novedad para ningún habitante de la nación colombiana.  Lo que sí me entristece sobremanera, es la falta de criterio y una fatalidad extrema que nos carcome hasta lo más hondo del alma (en caso de que exista tal estado del ser). Nos dejamos llevar por lo que los “demás” digan, por lo que vemos en las redes sociales y, en vez de analizar lo que está puesto ante nuestros ojos, repetimos como loros con tal de legitimar o deslegitimar las demás ideologías (o peor aún, lo que ocurre con el ser humano habitante de este país).

        Al parecer, no hemos aprendido de ese estado de naturaleza respecto a lo que es izquierda y derecha; éstos no son rivales, sino complementarios (los hemisferios cerebrales, unido a la lateralidad corporal, son un buen ejemplo). El asunto está en temas políticos. Un extremo del país, buscó y logró deslegitimar al otro, a través de un discurso (que muchos han catalogado de odio), con las situaciones políticas, económicas y sociales de otro país; entonces, cualquier acto u opinión que no se pareciera al del primer extremo, era señalado con el modelo deformado, del anterior país citado (cabe aclarar que no se está del lado de dicho país). No obstante, este discurso, ya se había gestado con otro que señalaba a una isla del Caribe colombiano como precursora de esta “ideología”, creando de esta forma el Leitmotiv: isla-país. 

        Llegado el momento, cuando varios sujetos de esta nación piden a gritos que todo tome un rumbo distinto, el “Leitmotiv: isla-país”, prende sus alarmas y entonces, los deseos por ver a Colombia mejor son ridiculizados, abucheados y saboteados. Llega el plebiscito y con él, el “Leitmotiv: isla-país”, “que si se da, viviremos como esa Isla-país”; llegan las elecciones presidenciales, y con ellas,  el “Leitmotiv: isla-país”, “que si queda el de la piedra por nombre, viviremos como esa isla-país”, y es aquí donde hay que detenerse, porque “piedra por nombre” no quedó, y estamos empezando los albores de esa isla-país, y no sólo las de ella sino, la de toda Latinoamérica. Podríamos pensar que el “Leitmotiv: isla-país”, no era un anuncio de prevención sino un arma de caos público con el que se pretende desestabilizar a nuestra nación y, por ende, ser una herramienta de represión.

       Hasta qué punto las protestas son las voces de las personas que ya no aguantan más, que ya están mamadas de su gobierno y están dispuestas a PARAR todo con el deseo profundo de poner fin a esta situación; o es un caos pre-diseñado por los dirigentes, pero que al fin y al cabo, se les está saliendo de las manos.  Por un lado, se agreden policías quedando algunos sin su ojo; por el otro, perdemos muchos “Dilan”, chicas sus rostros y los demás, apaleados, gaseados, a quienes le reafirman no protestar.

        Acá perdemos todos.  Analiza lo que veas en las redes, y no repitas como loro lo que otro dice si no pasa por tu filtro objetivo. Te muestran una noticia con una persona de la tercera edad quejándose porque no ha podido vender, a causa de las protestas, ¿cuál será tu reacción, tu criterio: deslegitimar la marcha y en sí el derecho a la libre protesta, o, pensarás, ¿qué hace una persona de la tercera edad en esas condiciones, laborando en un país que su constitución está obligada a proteger y brindarles las condiciones necesarias para vivir?   

       Colombia se está desperezando, y tú, que estás leyendo esta opinión, haz lo que tengas que hacer, lo que sea, pero que el país te tenga que agradecer.

Hasta la próxima opinión.

 Antes del 2020. Santa Marta, Colombia. 



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