Capítulo 2. Manifestantes/vándalos: el
cuadro de bifrontismo
Una forma de ver los signos y síntomas de esta sociedad colombiana que padece una enfermedad es ver en las condiciones en que se encuentra la ciudadanía: un proceso de sujeción/subjetivación brutal. Partamos del ciudadano marchante y a la vez de su contraparte. Este ciudadano es el cuadro de bifrontismo, es decir en ese estado comparativo en el que una palabra o frase cobra un sentido aparentemente distinto al leerse al revés, ejemplo: “arroz/zorra, adula/aluda, aires/sería, amina/ánima, asir/risa”, es decir, cuando ciertas palabras están escritas y se reflejan en un espejo, podrían estar mostrando un sentido adverso (enlace Palíndromos, bifrontismo y bifrontismo poético (batiburrillo.net)). El asunto está, en que no es una palabra sino el ciudadano de a pie que sale a marchar y que dependiendo quién se refleje en él o qué opinión vuelque sobre él, el sentido de este ciudadano observado cambiará.
Un mejor acercamiento al concepto de sujeción lo tendremos en otra reflexión, por ahora sólo haremos un esbozo. Primero, debemos comprender que un individuo es construido en las dinámicas y relaciones con algún otro u otros individuos. Es decir, en las diferentes relaciones e interacciones cotidianas: dialogo, costumbres, actividades colectivas, el uso de un lenguaje, normas convencionales de convivencia, estructuras sociales, pertenencia a un territorio, constituciones simbólicas, formas de ver el mundo y demás. Entre estas y otras dinámicas de representatividad ideológicas, políticas, religiosas y sus acciones, el sujeto crea su identidad estableciendo semejanzas y diferencias entre lo que es él y el “otro” de su comunidad que es muy próximo a él, a diferencia de ese “otro” que no pertenece, uno más lejano; un "otro" que también soy yo, y un "yo" que también es el otro. De esta forma, se generan en él actitudes, aptitudes, sentimientos y emociones, comportamientos/conductas, toma de decisiones y tratos con los demás (Foucault, 1973; Ruíz y Strevel, 2008 y Zemelman, 2006).
Sin embargo, hay otra forma de constitución del sujeto, donde debemos ver que la sujeción/subjetivación, es un proceso de construcción de sujetos de conocimiento y comunicantes, primeramente, y que estas se aprecian como práctica social. Dichas prácticas, no sólo producen saberes que condicionan y crean objetos, conceptos y técnicas, sino que, engendran diversas formas de sujetos y sujetos de conocimiento y comunicantes; es decir, se crean sujetos propios, contextualizados (Foucault, 1973). Algunas personas se cuestionan ¿si no es algo del azar o sin culpa o si es algo que se produce adrede, con una intención?, es decir, una forma de intervenir en la voluntad, interpretación y comportamiento de ese individuo. Ahora bien, el asunto de la sujeción/subjetivación no es difícil de llevar a la práctica, los medios de información y la vox populi son un ejemplo tácito.
Miremos estos encabezados entre muchísimos. Aclaramos de que no tenemos nada en contra de los medios y/o autores de lo que van a apreciar, sino, es un llamado a la prudencia respecto al lenguaje, asunto del cual trata este capítulo:
Acá tenemos el uso de dos términos: desmanes y noche de terror. Si recurrimos a la página Definción.com nos encontramos que el primero trata de “desordenes, disturbios o incidentes que alteran la tranquilidad o el normal desarrollo de algo. Por lo general se trata de trifulcas o ataques que requieren la intervención de las autoridades”, pero al leer al segundo, se nos podría venir a la mente Jason, Freddy Krueger, un ataque zombie, La Purga, o en su defecto, la masacre al Salado o al playón Orozco, más no un saqueo, por mucho que no estemos acostumbrados a lidiar con estos eventos. Ahora bien, si con el terror nos queremos pronunciar, ¿no sería pertinente referirse al ataque por parte de las fuerzas armadas al grupo de manifestantes en Santa Marta en la troncal del Caribe el 5 de mayo, que no llevaban mucho tiempo en el lugar, cuando muchas motorizadas llegaron lanzando gases y disparos directos, no al aire?, o en su defecto, échale un vistazo a este enlace: ¿Qué está pasando en Colombia? 7 impactantes videos - Los Angeles Times (latimes.com) Continuemos.
Si analizamos tanto el encabezado como la descripción de la noticia, no sólo informa sobre un suceso que alteró el orden público, sino que deja como responsable directo a los manifestantes de estos actos como el que se contempla en la segunda imagen. Veamos la siguiente:
"Fedepalma, a través de un
comunicado, señaló de oportunista a las personas que incitan las movilizaciones
y cuestionó que las marchas lleven al cierre de vías de hecho “para perturbar
el orden público, vandalizar los bienes colectivos y arrasar en forma arbitraria
los derechos más emblemáticos de nuestro orden constitucional”.
Indicó que más allá de cualquier coyuntura, el
gremio palmero ha construido su institucionalidad alrededor del respeto a
ultranza del Estado de Derecho y del acompañamiento permanente a las
autoridades legítimamente constituidas".
Y esto dice el
comentario: El mismo estado con la fuerza pública se encarga de armar la
guerra civil para justificar el mal manejo de los recursos públicos.
Una vez más, hacemos la aclaración de que no se tiene nada en contra de quienes son los autores de lo que hemos apreciado, sino que, exponemos los ejemplos tácitos de cómo se produce el bifrontismo del ciudadano manifestante que a la vez queda como vándalo, criminal y/o terrorista tal como lo explicaremos en el tercer capítulo. No se trata de decir "algunos", sino al presunto "llamado" al "ciudadano de ejercer el derecho a la protesta bajo el marco del respeto"; y luego, se emplean términos como: delincuencia enmascarada de protesta. Indirectamente se homogeniza, se incluye en un sola bandeja a manifestantes y personas de conflicto, aunque más adelante, la alcaldesa parece usar un cambio de frente, como lo expondremos en siguientes párrafos. Sin embargo, no es tan estigmatizante como los términos usados por FEDEPALMA, como lo es el de "oportunistas", y el de "perturbar el orden público, vandalizar los bienes y colectivos y arrasar en forma arbitraria los derechos emblemáticos", quizá se nos vendría a la mente Homero Simpson diciendo:
Ahora bien, lo que queremos decir es que las ideas son influenciadas ya sea para alojarlas en mente y boca de la ciudadanía o para fortalecer las que ya están en ellas (hay que reconocer que las personas también tienen su libre forma de pensar e interpretar.). Entonces,
lo que dicen los medios las personas lo repiten, es decir toda una suerte de
constitución de sujetos comunicantes, por ejemplo:
Si hay
un encabezado que dice: “los samarios salieron a marchar y a
destruir el erario y saquear almacenes”; las personas van a decir: “es
que dicen que van a marchar y lo que hacen es salir a saquear los supermercados
y destruir el bien público”.
Si el
encabezado es: “la manifestación terminó en disturbios,
enfrentamiento con la fuerza pública y vandalismo”; las personas van a
decir: “es que toda marcha se convierte en saqueos, robos, a pelear con los
pobres policías, son puros vándalos encapuchados que dicen que van a marchar,
pero es mentiras, todos son unos mentiroso y ladrones”.
Alguien
una vez dijo: la opinión pública nace de la opinión privada. Si los medios
difunden la información con estos tipos de encabezados, la ciudadanía la va a
repetir a donde vaya y con quien esté, familiares, amigos, compañeros de
estudio y trabajo, los vecinos, haciendo una fila o yendo en el bus; un
bombardeo a los sentidos con la misma etiqueta y/o estereotipo: vándalos y
manifestantes, ladrones y manifestantes, los vándalos saquean y destruyen, de
las manifestaciones salieron a saquear y destruir… en conclusión= el
manifestante es un vándalo que sólo saquea y destruye. Es decir, un leitmotiv/silogismo que se va inoculando poco a poco en la mente de la colectividad para
hacer parte de su cotidianidad (sujeción/subjetivación).
Decíamos en una de nuestras reseñas de este blog titulada "La antropología y lo cotidiano: La comunicación", de Horacio Calle Restrepo (2004), que el mecanismo de desinformación de los periódicos o distintos medios, según Calle, está al servicio de determinadas ideologías, obedece a la misma institucionalización […] en donde podemos notar el poder que tiene el lenguaje a través del acto cotidiano de la conversación, que va inoculando ideas […] Los chismes, los rumores, las medias verdades, que empiezan con un “run-run” (murmullo), van tomando fuerza, se alojan en los pequeños grupos, luego a toda la localidad llámese barrio, vereda, vecindario, y al final de cuentas (del proceso comunicativo), ese murmullo, quizá de una sola persona no dos, es decir subjetivo, cuando está en boca y mente de toda una colectividad, se vuelve “objetividad” […] (puedes leer la reseña completa acá: La antropología y lo cotidiano: La comunicación.)
Es decir, están guiando nuestra opinión,
insuflan la manera de ver e interpretar lo que sucede, es por ello por lo que
cuando el manifestante quiere razonar y explicar qué sucede en realidad se
encuentran con estás sujeciones/respuestas:
·
Tanto que salen disque a marchar porque el
Gobierno roba, y ellos salen es a robar, son peores
·
Hey, ya eso no es protesta sino
vandalismo, ¿qué culpa tienen los pobres comerciantes?
·
Manifestante, no salgas a saquear lo que a
mucha gente le costó mucho esfuerzo conseguir.
· No nos dejes sin trabajo, eso pasa cuando
en vez de manifestarte lo que haces es salir a saquear robar y destruir el bien
ajeno.
·
Si sales a saquear en vez de protestar,
entonces tú eres parte del problema
Y las dos peores:
·
Manifestante que venga a robar, lo mato a
palo.
· Yo no protesto, yo produzco
He ahí el lenguaje homogenizante de
sujeción/subjetivación, de relacionar lo no-relacionable. No, no pueden ser peores algunas
personas que tomen un televisor o un saco de arroz de un almacén en medio de un
disturbio, que un Gobierno que desaparece gente; ataca manifestantes
maltratándolos, sacándoles ojos, cometiendo abuso sexual y en el peor de los
casos matándolos o desapareciéndolos; que mata líderes sociales, expropia la
tierra de indígenas y campesinos, contamina y explota los recursos naturales, produce
falsos positivos, nos quita las horas extra más la pensión poco a poco y nos
entrega un sistema de salud hecho trizas (ni hablar de la educación). No, lo sentimos,
no hay punto de comparación. Se habla de que los manifestantes saquean los
lugares dejando sin empleo a quienes trabajan ahí ¿manifestantes que saquean?, y en otros aspectos ¿el desempleo que genera el gobierno qué?, ¿no se
pronuncian sobre esto? Ni hablar de los comerciantes que dicen cómo la
gobernación permite que haya manifestaciones en plena pandemia cuando a ellos
le exigieron aplicar los protocolos y reducir el personal de trabajo, y que,
por ende, van a volver a contratar y permitir que todo el mundo ingrese. Sin
comentarios.
Como diría “La canción de los deseos” de
Mago de Oz: están haciendo que entre los dos hagamos muros de rencor y así
nunca conocernos tú y yo. Y cuánta razón posee porque entre amigos, familiares
y parejas se ofenden, reprochan y recriminan, cuando uno le intenta hacer
entrar en razón y crítica justa al otro, lo que gana es que lo tilden de
vándalo también, o en su defecto que justifica al vandalismo, que la costa
quedó mal una vez más como siempre, que parecen los más necesitados, que se
desvían los objetivo de la marcha, que no quieren saber más nada de los
samarios solo de la gente de Cali o Medellín, como si allá no se hubiesen
presentado también estos disturbios, o como si la desigualdad social y el abandono
estatal no estaría ejerciéndose sobre la región Caribe.
Del
mismo modo, ¿qué decir cuando expresan “yo no marcho, yo produzco”? O cuando,
después de sopesarles las vidas humanas que se están perdiendo, afirman con un
típico aire de indiferencia que: siempre estarán en juego las vidas humanas
independientemente de lo político, económico, religioso, y que ellos y ellas no
marchan porque les toca trabajar duro por su cuenta, que a los del paro les
darán dinero y todo volverá a la “normalidad” ya que siempre es así, que más
bien trabajen en vez de ser vagos en sus protestas. La pregunta es, si antes de
las protestas y los paros, ya ellos trabajaban, ¿qué están produciendo si miles de
personas les ha tocado salir a marchar una y otra vez? ¿Y ahora qué siguen
produciendo, aparte para quienes los contratan? Afirman de que la mejor manera
de cambiar este país es trabajando, pero ¿cuáles son las condiciones laborales
y salariales, junto a las oportunidades de estas? ¿dónde hemos escuchado ese
comentario indiferente antes? Ah, sí, en Uribe quien decía: trabajar, trabajar y
trabajar y nos impusieron horas de más, nos quitó las horas extras, aumentó las
semanas para obtener la pensión, etc. O la épica de: trabajen, vagos, de María
Fernanda Cabal.
Luego, cínicamente todos se justifican diciendo: no, pero no todos, yo sí digo que marchen, pero ajá que no saqueen… primero mancillan el nombre, dan el golpe y luego dan el sana, sana colita de rana.
Exhortación a ampliar
la mirada
No
podemos seguir en esta inercia pasiva y estéril, alimentar la incomprensión y
desinformación, la mirada constreñida del indiferente y apático. Miremos
detenidamente todos estos signos y síntomas y no desliguemos los eventos particulares
del fenómeno general del país. Insistimos de que no se está justificando a
nadie, sólo ver más allá de nuestras narices, una cosa es la gente que
aprovecha las marchas para saquear y otra muy diferente las que canalizan bajo
lanzamientos de piedras y demás, su inconformidad con el Gobierno y el Estado:
existen manifestantes, quienes marchan y paran todo para estremecer a la
sociedad, pero entre ellos se infiltran personajes que se aprovechan del
momento para actuar bajo su propio interés. Miremos que ocurren largas
caminatas, gritos, bailes, cantos, toque de tamboras, pitos, vías paralizadas,
y también saqueos, quema de buses y derrumbamiento de cámaras de foto multas.
Ahora bien, ¿por qué atacar un bus del servicio público y no los carros particulares, taxis, motos?, ¿no será que los ciudadanos se sienten asaltados por el incremento desmedido de los pasajes y la única forma que tienen para canalizar esa frustración sea el “que arda todo” con lo más cercano que se tiene?, ¿o por qué atacar las cámaras de fotomultas?, ¿no será que los ciudadanos están cansados de cómo estas cámaras son un mecanismo de vigilancia, control, represión y coerción, que sólo beneficia al departamento del tránsito quienes se lucran con los altos costos de las multas, que entre otras, son impuestas a personas que realmente no las han contraído?, ni hablar de Air-e que está reemplazando a Electricaribe S.A. Es decir un: que arda todo con lo representativo o simbólico del Estado que tenemos a la mano.
No es
que se justifiquen estas acciones, sino que algo nos quieren decir, la sociedad
cual organismo que padece una enfermedad está expresando sus signos y síntomas:
tira cámaras, quema buses, crea caos, pero también sale a caminar y gritar, a
movilizarse, es decir, se producen diferentes tipos de sujetos sociales, nos
estamos sacudiendo la represión y autoritarismo que se está convirtiendo en
totalitarismo. El fenómeno es la inconformidad de la ciudadanía en contra de un
Gobierno que está haciendo con nuestras vidas, grupos étnicos, campesinado y
negritudes; comunidades de estudiantes, artistas, de género y demás; tierras y
cultivos, recursos naturales, las pensiones, etc., lo que les place ¿Hasta
cuándo vamos a seguir en la misma inercia?, ¿cuándo vamos a terminar de
despertar Colombia entera? Si hay que desbordar ingentes ríos de personas de
todas las zonas y regiones, dialectos, patrones ancestrales, etc., lo vamos a
hacer, y si en medio de todo surgen eventos indeseados e inesperados como
consecuencia de sacudir la conciencia, pues que ocurran.
Sin
embargo, sé que te preguntarás qué tiene para decir La voz de Jano
respecto a los saqueos. Pues, sencillo, cuestionarnos que si los saqueos fuesen
una actitud propia de la sociedad, ¿por qué no han sido más comunes de lo que
han ocurrido?, ¿por qué no sucedió como tal en época de confinamiento al nivel
que se ha dado en esta protesta, cuando el Gobierno sólo se presentó con pañitos
de agua tibia?, el hambre fue brutal, ¿será que es el nuevo sujeto que se está
produciendo o es el que quieren crear?, ¿por qué la policía no atendió ni un
solo saqueo a pesar de las muchas llamadas y denuncias?, ¿es llevado a cabo por
sí mismos o es algo inducido, generado por alguien que quiere deslegitimar el
paro y la protesta, en sí un derecho fundamental?
Está
bien que se quiera difundir la información de los saqueos y demás, apelando a
la libertad de prensa y “de expresar y difundir su pensamiento y opiniones”,
pero se olvidan de estos dos aspectos del Art. 20 de la Constitución Política
de Colomba (C.P.C), uno: “la de informar y recibir información veraz e imparcial”,
y dos: “tienen responsabilidad social”. Y hablando de ello ¿dónde están las noticas
que reflejan la otra cara de la situación?, ¿dónde las que cubriesen las
marchas, la gran cantidad de gente que está dispuesta a movilizarse por encima
de una emergencia sanitaria?, ¿dónde las que expongan las diferentes zonas del
país que tomaron la fuerza y decisión de marchar?, la marcha y el paro en sí
mismos, con sus diversos motivos por el cual se ha salido a las calles, o en su
defecto, ¿olvidan que los saqueos
ocurrieron en horarios y lugares y rutas distintas de las marchas y que por ende no hay manera de relacionarlo?, También que, el número de
marchantes de este 28 de abril del 2021 hasta la fecha parece haber superado al
del 21 de noviembre del 2019, ¿por qué
no se habla que mientras unos se conforman con lo que el Gobierno les
tira para roer, hay otros que dicen NO MÁS y están en prime línea para afrontar
lo que sea que venga? De las que sí hablaron de la otra cara de la manifestación, es decir, de lo que estamos hablando, hasta el momento contamos con estas:
La primera expone la cantidad de personas que en Colombia quieren una transformación de su país, nada más que el 73% hasta ese momento que se publica la notica. La segunda nos recuerda una palabra muy hermosa y que ha costado mantener y hacer carne y sangre en nosotros: Resistencia. Y la tercera, es una notica buena, el saber que se suman más personas a la causa. Pronto haremos una reflexión de la participación y hazañas de la Minga Indígena, quienes se llevan la mayoría de las felicitaciones. Del resto, con lo de FECODE es como cantar y saltar al ritmo de esta canción: Vals del obrero ska-p LETRA - YouTube.
En fin, en otros aspectos, afortunada
o infortunadamente, ya se está teniendo claridad de lo que está sucediendo
realmente. Veamos las siguientes imágenes:
En ese mismo ejercicio comunicativo, de comentarios, difusión de la información, las personas directamente en las manifestaciones o los que por lo menos pasaban por ahí, veían desde sus casa, autos, o esquinas, graban, toman fotos y comparten lo que ven. Las redes pueden ser un gran nido de desinformación, pero también de testimonios de personas directamente involucradas, o con familiares que sí lo están, que recogen lo que está pasando, de lo que se dan cuenta. Esto que se acaba de apreciar también es vox populi como esto:
Fuente: Vándalos hacen saqueos en almacenes de cadena en Santa Marta - Diario La Libertad - Periódico Noticioso de Colombia.
A ver
si entendemos, estos saqueos por los cuales los manifestantes eran señalados y
juzgados, resultaron ser obra de la misma fuerza pública para deslegitimar la
marcha y más adelante justificar su abuso de fuerza, el uso de armas de fuego y
desaparecer personas, o disparar indiscriminadamente a sangre fría sobre una manifestación
sin armas distintas a su conocimiento de sus derechos y principios
fundamentales, ¿Es así o nos estamos volviendo locos?, en el siguiente capítulo
titulado Distintas violencias: deslegitimación de un derecho fundamental,
vamos a aclarar esta duda. Por ahora, nos preguntamos ¿si todas estas
personas que señalaron de vándalos y criminales a los manifestantes saben de
este siniestro complot o si lo ignoran o les da igual?, o en el mejor de los
casos ¿serán capaces de reconocer que fueron “víctimas” de la sujeción de los
medios y de esta manipulación y que, por ende, muchos se merecen por los menos
unas disculpas?, no se les ha visto
retractarse por haber hablado sin conocimiento de causa; creo que los
manifestantes se las merecen, entre estos la alcaldesa Virna Jonson que usó
términos de vándalos, criminales y demás. Y si se van a sumar a la causa, mucho
mejor: el país los necesita.
Queda sobre el tintero, que fuera de lo que se está
denunciando poco a poco de la infiltración de las fuerzas armadas entre civiles
y el pago a personas del común a participar de los saqueos, es que existan
personas que se presten para estos actos, independientemente de que sean
venezolanos o colombianos, por lo menos a los de acá deberían darles vergüenza. También, recoger testimonios de personas que según se comenta en diferentes escenarios, hay distintos grupos de jóvenes entre 15 y 22 años, aproximadamente que sólo fueron a crear caos y disturbios o enfrentarse con la fuerza pública (en el instante que tengamos la información se la compartiremos), totalmente distintos a quienes sí salen a parar y manifestarse por que todo en este país cambie, como sabemos que va a cambiar por encima del precio a pagar.
Gracias por leernos. Pronto estaremos compartiendo nuestro Capítulo 3, Distintas violencias: deslegitimación de un derecho fundamental, en donde hablaremos de las varias formas en que se ha estado ejerciendo el poder sobre los manifestantes y el resto de la ciudadanía por medio de distintos tipos de violencia como son la física, la mediática y la simbólica.
Hasta pronto.Bibliografía
Foucault,
Michel (1973). La Verdad y las Formas Jurídicas de Foucault. Conferencias
dictadas en Braill.
Ruiz Carrillo, Edgardo
y Estrevel Rivera, Luis Benjamín. (2008). La ideología y la transformación del
sujeto. Universitas Psychologica V. 7 No. 1 enero-abril, p. 33-41
Zemelman
Merino, Hugo (2006). Pensar la sociedad y a los sujetos sociales. Revista
Colombiana de Educación, (50),14-33.[fecha de Consulta 9 de Mayo de
2021]. ISSN: 0120-3916. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=413635244002