martes, 4 de mayo de 2021

La estructura demográfica, indicadores paleo demográficos

 



La estructura demográfica, indicadores paleo demográficos

 

Reseñado por Didier Lanao Rebolledo

 

Una forma de abordar los grandes cambios ambientales, sociales y biológicos de las sociedades del pasado, su nivel de adaptación y capacidad reproductora es viendo sus dinámicas poblacionales y/o demográficas. Aunque está la paleodemografía encargada del conteo de esqueletos y no de los censos, esta posee unos límites metodológicos, como el establecer un motor de cambio demográfico como la fecundidad en vez de la mortalidad, ya que la primera solo afecta la base de la pirámide poblacional, cuando la segunda a todas las edades. O la representatividad de la muestra que informe sobre el cementerio en su totalidad y no parte del mismo guiado por aspectos culturales. Incluso, una población estable sin emigraciones o inmigraciones durante el uso del cementerio o los ataques de epidemias o guerras; se le incluye, una metodología multifactorial que logre dar con el sexo y la edad sin sesgos.

El autor plantea un ejemplo como arquetipo que muestra lo contrario, El cementerio de La Jagua, dice que corresponde a casi la totalidad de las tumbas donde tuvo lugar la excavación de las lagunas de oxidación; se recuperaron restos óseos, hasta los que estaban en mal estado; que hubo una uniformidad en la temporalidad de la ocupación, entre otros aspectos. Así mismo, la información demográfica recogida según Rodríguez (2016) se basa en los siguientes datos: evaluación de la proporción de sexos, mortalidad infantil, probabilidad de muerte, esperanza de vida al nacer, fertilidad y mortalidad bruta, proporcionando información acerca de la calidad de vida de las poblaciones pretéritas.

Seguido a esta exposición, el autor construye una tabla de mortalidad como expresión de la dualidad vida/muerte. En ella se referencian el número de individuos por cohorte de edad, frecuencia, sobrevivientes por cohorte, probabilidad de muerte por cohorte, entre otros datos, que arrojaron una esperanza de vida para un niño nacido en La Jagua en épocas prehispánica de 19. 6 años, luego, en los cinco años siguientes, 23.1 años y así hasta llegar a los 28. 1 años. Esto, teniendo en cuenta las condiciones de vida por factores ambientales, sociales, hábitos nutricionales y hasta las condiciones patológicas.

Otro de los datos que expone el autor es relacional a los indicadores de fecundidad según las tendencias de crecimiento demográfico y el incremento de la vida reproductiva de las mujeres de la población. Asimismo, ejemplifica que las poblaciones sedentarias agrícolas que hubieron mejorado su producción alimenticia debido a los excedentes de los cereales, gracias a la mayor ingesta de calorías de las mujeres, la cantidad de grasa que se consume para el inicio de la menstruación y los ciclos ovulatorios fueron mejores y necesarios, logrando desplazar la menopausia, por ende, ampliar el ciclo reproductivo.

Esto realmente se constituye en un indicador de crecimiento demográfico y comportamiento reproductivo, como en el caso de la población mundial desde el Neolítico gracias a la agricultura, la alfarería y ganadería que muchos grupos pudieron introducir en sus poblaciones, a la vez que el generar excedentes agrícolas alimentando un mayor número de personas incluyendo a los niños recién destetados para sustituir la leche acortando el espacio entre partos. Debido a esta tecnología, la población mundial “creció a una tasa de 0.1% anual, con lo cual se multiplicó en 8.8 veces en comparación con el período anterior (Mesolítico) “(Marvin y Ross, 1991 en Rodríguez, 2016, p. 250).

Otro aspecto que el autor expone según las narraciones del capitán Diego de Ospina al visitar la villa de Timaná (1628-1629), se había generado un espectro de cambios en las condiciones de vida de las poblaciones indígenas agrupadas en diferentes zonas, entre esas la cuenca alta de los ríos Suaza, Guarapas, entre otras. Eran personas sometidas a maltratos, trabajos rudos sin paga alguna ni alimentación, gente desplazada, empobrecida, envejecida sin porvenir ni probabilidad de armar familia alguna y con pocos hijos para asegurar la descendencia.

El capitán organizó unos censos contabilizando 323 personas de diversas edades, más, 36 huidos que conformaban el 11.1 % de la población. Las edades del 22.9% de los censados oscilaban entre los 0-15 años, una cifra inferior en comparación al cuadro demográfico prehispánico, distinta a la cifra de 57.6% de la cohorte de 15-50 años, y la mayor de 50 representando un 19.5%, más alto que el prehispánico.

Según los indicadores de fecundidad expuestos en la Tabla 24 por el autor, la tasa específica asciende entre los 20-30 años coincidiendo con la edad promedio de las mujeres con hijas, la cual es de 21.4 años. La TBR (tasa bruta de reproducción), es de 2.1 correspondiente al número de hijas que pudieron sobrevivir tenida por cada mujer que logró llegar a los 50 años garantizando un relevo generacional para futuras mamás.

Por último, el autor explica que varios indicadores de fecundidad indígena habitantes de la villa de Timaná aseguran la reproducción biológica en épocas de patógenos introducidos en Europa por medio de organismos alimentados inadecuadamente, más la constitución de una única fuente de proteína animal, junto a los esfuerzos laborales en minas, haciendas, vaquerías y demás, que generaron un brutal efecto microbiano y en lo demográfico para los nativos.

Luego cierra exponiendo que en la Tabla 1 “los censos del Cabildo de Timaná de 1642 y 1669 se observa prácticamente la desaparición de los indígenas, que quedaban reducidos a menos de 100 al final de ese período” (Rodríguez, 2016, p. 264).


Bibliografía

Rodríguez JV, A. Ariza, G. Cabal L, F. Caldón.(2016). Vida y muerte en el sur del Alto Magdalena, Huila. Bioarqueología y cambio social. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Emgesa.

















Medio ambiente, recursos y riesgos. Las investigaciones en paleodieta. Isótopos estables, elementos traza, fitolitos de cálculo dental, macro restos.

 



Medio ambiente, recursos y riesgos. Las investigaciones en paleodieta. Isótopos estables, elementos traza, fitolitos de cálculo dental, macro restos.

 

Reseñado por Didier Lanao Rebolledo

 

Antecedentes  

Este análisis, trata de los estudios sobre los orígenes y el desarrollo de la agricultura en Colombia, escasos en cuanto al conocimiento de cambio social y las poblaciones prehispánicas en ámbitos adaptativos al ambiente. Se plantea un método y/o campo de acción: el de los huesos humanos, buscando la manera de que puedan estos datos, leerse desde el contexto arqueológico disponible en el área del altiplano, a la vez que, ampliar el espectro interpretativo para incluir variados modelos arqueológicos sugeridos por los profesionales de esta disciplina.

Parte de las investigaciones de Dolmatoff (hace más de 35 años) explicando la temporalidad y direccionalidad de este fenómeno de la agricultura, considerado el modelo de origen y difusión colombiano de la agricultura según la yuca en zonas bajas tropicales clave; el cual sirvió para generar hipótesis fundamental en cuanto a hecho social en el pasado; careciendo de evidencia arqueológica. Estudios recientes afirman que los procesos sociales impulsores de manipulación de especies, domesticación, cultivo y explotación tuvieron más de dos puntos de origen (imbricados por medio de una red sociocultural).

Para ello hay que basarse en las evidencias paleo ambientales (estudios climáticos del pleistoceno p. ej.). Por otra parte, las excavaciones arqueológicas proponen diferentes interpretaciones, como en el caso de La llanura Caribe (se creía temprana en agricultura, peor fue tardía) y la selva tropical Amazona (lo contrario a la Caribe.) Por última, se propone a la etnografía como herramienta clave para generar hipótesis arqueológica, como lecturas alternativas y demás.

Estudios previos

Los estudios anteriores sobre la alimentación y desarrollo de la agricultura colombiana en lo arqueológico, tuvo aproximaciones metodológicas: a). análisis de artefactos líticos para la producción, obtención y modificación de los alimentos; b). estudio de macrorrestos vegetales; c). análisis de polen; d).) el estudio de suelos. Se propone una quinta metodología, basada en el análisis de restos óseos humanos.  Sin embargo, el modelo por excelencia de recolección de información y el concepto de análisis para la misma, son: el análisis de artefactos líticos y el modelo de cazadores recolectores, respectivamente. Pero hay que ahondar en otros enfoques. Ejemplo de estos enfoques las dinámicas de los cazadores-recolectores de las sabanas de Bogotá y el valle del Magdalena, donde se ve la variedad de recursos animales y vegetales, presumiendo un gran componente de movilidad logística (Correal y van der Hammen 1977; Ardil a 1991). Las excavaciones arqueológicas brindan información en una correlación lítico/dieta, y que, estos artefactos están asociados a ocupaciones humanas con nichos ecológicos distintos (Gnecco y Mora, 1997; Cavelier et al, 1995). Los estudios paleontológicos exponen unos procesos de adaptación junto a una diversificación de plantas cultivadas debido a la intervención humana en el ambiente y la pelodieta, entre muchos otros estudios e investigaciones.

 Discusión

Entre la amplia discusión que plantean los autores al respecto tenemos que el análisis de isótopos estables sobre los restos ósea de las poblaciones ya estudiadas, exponen una dinámica alimenticia al paso de los milenios observables a través de períodos largos arqueológico. Asimismo, exhortan que las evidencias químicas no son absolutas y que deben tomarse como un aspecto más para tener en cuenta. Se tienen en cuenta las diferencias de valores de carbono y nitrógeno entre sujetos de una misma población temprana (Tequendama), como indicador de movilidad diferencial. Muchos datos apoyan la relación espacial entre el altiplano y el valle del Magdalena por artefactos tequendamienses fabricados foráneamente. Actualmente en Colombia, es complejo determinar el consumo de plantas C4; por diferentes datos, vemos que la recolección y la presunta manipulación de planta fue durante muchos años sin cambios sustanciales hacia la práctica de la agricultura.

El modelo

Para basarse en el modelo particular de recolectores-cazadores en la sabana de Bogotá, requiere mucha información y una metodología arqueológica pertinente e igual de particular; igualmente ocurre con el modelo cazador-recolector para explicar el tipo de sociedades habitantes de los distintos espacios arqueológicos que evidencien el poblamiento temprano colombiano. Es por ello, que los autores exponen que, basados en los diferentes estudios y evidencias de otros académicos de artefactos y restos óseos propios de tierras cálidas como templadas, y referente a datos de isótopos estables de dichas poblaciones, se piensa que estas sociedades basaban su alimentación en la recolección de plantas. Asimismo, es complejo afirmar que eran cazadores de megafauna a finales del Pleistoceno, cambiando su dieta a plantas silvestres, roedores y demás. Finalmente, los datos sugieren que los pobladores tempranos dependían de plantas silvestres y la cacería quedo en segundo plano; considerando que no tenían un ecosistema propicio totalmente, sino que tuvieron un patrón de movilidad entre tierras bajas y altas.

Estudios de caso. Colombia: Andes Orientales, Valle del Magdalena, Valle del Cauca.

Un aspecto muy importante para conocer cómo las sociedades antiguas desarrollaron procesos de adaptación a los distintos factores de riesgo y recursos de un ecosistema, entre otras, es analizar la documentación de sus principales enfermedades y epidemias. Muchas de estas, son debido al contacto con animales domésticos y/o silvestres, para luego transmitirse de humano a humano a través de los desplazamientos y confrontaciones, entre estas: el cólera, la difteria, la fiebre amarilla, el paludismo, e incluso, en nuestro presente, la covid-19 que impacta fuertemente en ámbitos económicos y poblacionales.

 Así mismo, en 1346, la peste bubónica había tenido lugar por las invasiones tártaro-mongolas a la península de Crimea, ya que los ejércitos estuvieron contagiados por las ratas junto a mercaderes genoveses quienes la llevaron a Italia a través de las relaciones comerciales, generando la Peste Negra (1347), la más mortífera que diezmó hasta un 70% de la población en toda Europa. Esto, sin dejar atrás la Gripe Española (1918) con 50 millones de víctimas al final de la 1er Guerra Mundial alcanzando regiones como Bogotá y Boyacá.

En el caso del llamado Nuevo Mundo, las enfermedades y epidemias de origen europeo, gracias a Colón y su séquito (siglo XVI), provocaron un descenso demográfico brutal casi al 90% de los indígenas. Tanto así, que para 1582, la tasación hecha por fray Jerónimo de Escobar mostró una reducción siniestra al punto de la desaparición de algunos grupos étnicos. Muy aparte de los documentos, es menester para el autor, recurrir a los restos óseos, dentales y momificados de los prehispánicos para apoyar su estudio. Con estas evidencias arqueológicas, el autor evalúa hipótesis y propone inferencias de impactos ambientales y sociales en ámbitos nutricionales, de salud y enfermedad, demográficos, estilos de vida y demás, como la agricultura y sedentarización.

En estos análisis de relación ambiente/sociedad/biología desde lo ecológico, el término adaptación es importante, ya que, es lo que les permite a los nativos ajustarse a los cambios. Este grado de adaptación, se puede medir teniendo en cuenta la nutrición, el estado salud/enfermedad y el mecanismo de control demográfico, debido a que, la disponibilidad de alimentos es relacional al ingreso a ciertos nichos y hasta impedir el crecimiento de la población. Un factor sumamente importante muy complejo de evaluar en dichos registros bioarqueológicos es la cosmovisión, la forma en que los nativos interpretaban el cosmos con la tierra, la dicotomía vida/muerte y salud/enfermedad, el papel chamánico en la salud y regulación ecológica, más los diagnósticos que genera.

Desde esta perspectiva, la enfermedad es vista como un desequilibrio ecológico por la caza despiadada en temperadas fértiles o consumo de ciertos peces prohibidos, o en otros ámbitos, amoríos no oportunos con algunas mujeres, entre muchos. El chamanismo era la institución encargada de actuar e interceder en esos casos como mediador entre fuerzas ocultas y el humano, reconciliando ambas partes en un equilibrio energético universal. Es el Chaman quien regula todo en la comunidad: crecimiento poblacional, cantidad de la recolección de plantas, construcción de malocas entre otras. En este sentido, la perspectiva nativa ve a la salud/enfermedad y la muerte como ecológica por esa relación humanos/naturaleza.

El chamanismo cumplió una función de regulación del consumo y producción de alimentos y aseguramiento poblacional en el Nuevo Mundo.

 

Bibliografía

Cárdenas, F. 2002. Datos sobre la alimentación prehispánica en la sabana de Bogotá, Colombia. Bogotá: Informes Arqueológicos del Instituto Colombiano de Antropología e Historia No. 3.

Rodríguez Flórez, C. D. (2011). PALEODIETA Y SUS HUELLAS EN LOS DIENTES: LA CULTURA SONSO EN EL VALLE DEL CAUCA. Revista Investigium IRE Ciencias Sociales Y Humanas, 2(2), 12-26.

Desórdenes metabólicos

 



Desordenes metabólicos

 

Reseñado por Didier Lanao Rebolledo

 

Desórdenes hemopoyéticos (Hiperostosis porótica):

También conocida como osteoporosis simétrica, posee un aspecto esponjoso y poroso en la bóveda craneal por el engrosamiento del diploe y adelgazamiento de la lámina externa. Su afectación es, en el ámbito macroscópico, sobre la bóveda craneana (el frontal), los parietales, el occipital y el techo orbitario; se le identifica por pequeñas perforaciones que calan la tabla externa variando de tamaño y distribución. Y en el ámbito microscópico, en una cavidad intertrabecular amplia y alargada penetrando a la superficie ósea. En ámbitos radiográficos tenemos la norma lateral y la anteroposterior, en la primera se aprecia un aumento de grosor en el techo orbitario; y en la segunda, “alteraciones del borde orbitario y un incremento de la granulosidad de la lámina externa” (Rodríguez, 2006, p. 177,). 

Hay una diferencia que exponen algunos investigadores entre las lesiones porosas en la bóveda craneana y las del techo orbitario, llamadas cribra orbitaria; estas, se agrupan bajo el concepto de hiperotosis porótica. Asimismo, estudios más recientes logran asociar lo temporal, lo geográfico y lo ecológico con la frecuencia en sociedades prehistóricas, aunque consta de dos aspectos: por un lado, no es conocida en el Neolítico, sino que su incremento es con la adopción de la agricultura disminuyendo en el siglo XX; por el otro, su propagación menos frecuente fue en zonas ecuatoriales por parasitosis y problemas intestinales, aunque prevalece en zonas bajas y costeras que en los altiplanos.

En Colombia encontramos una serie de casos que exponen lo dicho hasta el momento. Por un lado, tenemos en Portabelo, un reporte de Cribra orbitalira en restos óseas de un individuo de 35 a 40 años (0,7% de la muestra), femeinino (T-110), con deformaciones craneales y corporales no correspondiente a lo muiscoide. Otro caso, sería en Marín, Valle del Samacá, Boycacá, 37 individuos, en entre ellos dos infantes, con adelgazamiento de la pared cortical en huesos largos y paredes craneales en algunas especies.

Realmente, las condiciones ambientales evidencian que enfermedades como la hídrica gastrointestinal, no debió ser un problema importante el cuidado que los indígenas. No hay registro, por parte de cronistas, de parasitosis en las tierras del Nuevo Reino de Granada, así como cualquier otra enfermedad como el mal de cámaras por el consumo del agua en tema de tenias saginata ni solium. En el Bajo Magdalena con enfermedades de tierra caliente y habitat de alibúes, hubo lesiones en los nativos al beber agua de ríos y ciénagas en tiempos de lluvia.

Ya en el Valle del Cauca, se reportó el caso de cribra orbitaria en Zamorano, Palmira, y en La Cristalina, El Cerrito en un infante. Su afectación se debió a que, a pesar evitaban ocupar riberas del río Cauca, aprovechaban las épocas para instalarse y pescar exponiéndose a parásitos y sancudos.

Desórdenes metabólicos (Osteoporosis):

Es una enfermedad a causa de un desequilibrio que va desde la resorción y formación ósea, manifestando pérdida de su masa, hasta la reducción del nivel requerido para la función de sostén normal. Con la edad se aumenta la actividad osteoclástica, se disminuye la osteoblástica y también ocurren ambas. Aparece entre los 40 y 50 años, afectando más a la mujer sobre todo la posmenopáusica; se presenta una disminución del espesor cortical y de la cantidad y tamaño del hueso esponjoso; asimismo, dos clases de osteoporosis como causa de osteopenia radiológica: a). la posmenopáusica, involutiva e idiopática; b). por trastornos endocrinos, hereditario, entre otros.

La afectación no es general, se dan cambios en los tejidos esponjosos, tales como: Los huesos del tronco, tales como la columna vertebral, las costillas, el esternón y los de la pelvis; con menor frecuencia: cuello femoral y el cráneo. Entre los signos compatibles visibles con la osteoporosis tenemos “en seis (6,1%) ejemplares de Portabelo, Soacha, Cundinamarca, T-4 (femenino, 40-45 años), T-28 (femenino, 50-55 años), T-4 (masculino, 50-55 años), T-42 (masculino, 40-45 años), T-42 (masculino, 50-55 años), T-61 (femenino, 40-45 años) “(Rodríguez, 2006, p. 180).

Existen otros casos exhumados por la Fiscalía en 1993, entre ellos: a). 7 casos (28%) reportados por Boada de osteoporosis generalizada en Marín, Boyacá; b). de Aguazuque, Soacha, Cundinamarca, con pérdida ósea en tejido esponjoso y cortical más agrandamiento de la cavidad medular, está el 1,9% con un individuo femenino de 36 a 55 años, edad adulta media (período precerámico)

Conclusión:

Finalmente se deduce que basados en la distribución tanto genérica, ontogénica, cultural, como geográfica de las patologías sacadas en los cementerios citados, la afectación de esta enfermedad se da en ambos sexos (4,7% en mujeres y 7,7% en varones [Portabelo]), de edad avanzada por encima de los 40 años (persona considerada anciana), de población agrícola (17,1%) en el período precerámico (1,9%), pero igual de común en territorio muisca (Marín, Boyacá). “En las tierras bajas también se reporta, pero el mal estado de preservación de los restos por la práctica de la cremación impide una mejor observación” (Rodríguez, 2006, p. 181).

 

Bibliografía

Rodríguez, J. V. (2006). Las enfermedades en las condiciones de vida prehispánica de Colombia. Universidad Nacional de Colombia.


La tuberculosis y su impacto en las condiciones de salud

 


La tuberculosis y su impacto en las condiciones de salud

 

Reseñado Por Didier Lanao Rebolledo

 

Introducción:

La tuberculosis ha sido una de las enfermedades contagiosas que más impacto ha generado a la humanidad y que ha trascendido a lo largo y ancho de la historia, generando un alto nivel de morbilidad y mortalidad (Santos y Suby, 2012). Asimismo, ha tenido unas causas, consecuencias y presencia en nuestras tierras desde épocas precolombinas hasta la fecha estudiadas, en cuanto a lo que históricamente se ha conocido en la humanidad hasta llegar a casos del Valle del Cauca como evidencias paleopatológicas; lo que conviene ver detalladamente.

La tuberculosis en la historia de la humanidad:

 Su presencia data, incluso en los restos neolíticos, en las momias egipcias, textos de la medicina clásica, y en las ceremonias de “toque real”, pasando por sociedades jerarquizadas ubicadas en Norteamérica, incluyendo a Mesoamérica, Colombia, Venezuela, Perú y Chile. El fortalecimiento y propagación de la tuberculosis, fue debido a varios factores: a). Domesticación de animales y la nucleación en las aldeas (7.000 años a.C) por el contacto con ganado vacuno, caprino y porcino contagiado; b). La densidad demográfica en aumento: comunidades de hasta 25 mil personas generaron las condiciones propicias rompiendo el equilibrio humano/ bacilo tuberculoso; c). Una especie de “mutualismo” huéspedes/patógenos favoreciendo el contagio por los contactos sucesivos; d). El incremento poblacional, la desnutrición y el hacinamiento, propiciaron condiciones ambientales para brotes epidémicos (“la gran plaga blanca”, casi el 25% de las muertes en el siglo XVII, p. ej.).

La mortalidad infantil, juvenil y de adultos jóvenes, fueron causadas por esta enfermedad por los factores antes mencionados, más, la higiene y el estrés psicosocial. Esta enfermedad se da al exponerse a la Mycobacterium tuberculosis por la inhalación de gotitas al toser, estornudar o platicar en hacinamiento; la inflamación de la columna vertebral es conocida como “mal de Pott”, y es secundaria a la infección a otros organismos: pulmones o los ganglios linfáticos llevándola hasta el hueso.

En cuanto a las consecuencias, destruye el tejido óseo con casi nula regeneración, afecta los cuerpos vertebrales por la erosión y descalcificación, entre otras. En su diagnóstico tenemos que por la ausencia de animales domésticos lo nativos americanos carecieron de muchas de ciertas enfermedades. Contamos con 6 características de la tuberculosis, presentadas por Morse: “1. Lesiones óseas en una a cuatro vértebras; 2. Destrucción ósea con poca regeneración; 3. Cifosis angular característica; 4. La inclusión del arco neural es rara; 5. Son frecuentes los abscesos fríos extravertebrales; 6. Es rara la regeneración masiva” (p. 213).

La tuberculosis en América y Colombia precolombinas:

Este tipo de lesiones se presentaron en México provenientes de lugares como Tlatilco, Tlatelolco, Cholula, entre otros; en la cueva María Sosas de República Dominicana, lesiones similares afectando los cuerpos vertebrados con fístulas con cero regeneraciones, fusión de cuerpos y demás. Por el lado agrícola precolombino colombiano, según los estudios podemos ver que se difundió por las poblaciones sedentarias, sobre todo en los altiplanos andinos donde las personas se hacinaban por las bajas temperaturas en las noches afectando a la población infantil y juvenil. Se le suma el cambio de vida de nómada a sedentaria donde contaminaron el ambiente, el agua y alimentos almacenados.

Andes Orientales:

Para esta zona geográfica, se exponen una serie de lesiones óseas en las vertebras compatibles con la tuberculosis en Portabelo, Soacha, Cundinamarca, que en el documento se explican  por medio de unas imágenes, tales como “en los individuos T-1, masculino, 15-16 años de edad (Figura 41), T-42, masculino, 40-45 años, R-S (recolección superficial) que presenta fusión de L3-L4 con espondilitis tuberculosa (Figura 43), T-35, femenino, 18-20 años (Figura 43)” (p. 214) entre otras. Asimismo, se describe que la tuberculosis, comparada con la espondilitis tuberculosa, es la segunda lesión más frecuente. Por último, se afirma que, también en nuestras tierras, la tuberculosis es la causa principal de mortalidad infantil de las sociedades prehispánicas, convirtiéndose en un facto de modificación demográfica en la historia.

Fuente: documento de consulta, p. 218.


Valle del Cauca:

Finalmente, en esta zona Realmente en esta zona la tuberculosis no fue frecuenta, pero se expone por un caso particular que ha sido en el ámbito mundial el único que manifestó lesiones con TBC ósea en parte como: cráneo, mandíbula, costillas, vértebras y pelvis, lo que al parecer pudo haber durado una década en su vida como evidencia irrefutable como una respuesta inmunológica.

Una síntesis de las evidencias paleopatológicas:

En conclusión, son muchas las evidencias paleopatológicas en restos óseos humanos, entre los cuales, los más antiguos son de la enfermedad Pott en unos restos del Neolítico ca. 6000 años AP (Europa). Así mismo, fue evidenciado en los estudios de diferentes académicos como el período romano (esqueletos juveniles) y casos existentes en Reino Unido (no-adultos). Se agregan casos, en la formación de huesos largos (costillas p. ej.); lesiones líticas en el cráneo y lesiones costales, haciendo posible la identificación de un TB en un niño de 3 a 5 años en Inglaterra. De esta forma, vamos obteniendo cada vez, más información relevante en cuanto a la TB y las implicaciones óseas, con cada estudio en colecciones, como en la investigación de la Colección Terry que expone una amplia diversidad de lesiones óseas (Pálfi et al., 2012 en Rodríguez, 2006, p. 140). De todas las investigaciones y trabajos recientes, se evidencia que la mayoría de las evidencias vienen de Europa y América del Norte. Pero la TB, en zonas como África sub-sahariana, Asia, Oceanía y de algunos países de América del Sur son escasos. Las investigaciones avanzan, los diagnósticos se comprueban y se dictan y las evidencias nos llevarán a la luz de la veracidad.

 

Santa Marta, mayo 2021.

 

Bibliografía 

Luísa, A. N. A., & Alejandro, J. (2012). Tuberculosis en retrospectiva: revisión de los conocimientos actuales y su aplicación en el estudio de restos humanos. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de La Universidad de Granada, 22(0), 127–148.

Rodríguez, J. V. (2006). Las enfermedades en las condiciones de vida prehispánica de Colombia. Universidad Nacional de Colombia.