La paleopatología es una de las líneas de investigación de la arqueología. Hoy, tendremos el gusto de presentarles un tema de ella: La treponematotisis, y la forma que insidió en las culturas pasadas. Veamos una reseña.
La
treponematosis: sífilis venérea, sífilis endémica, sífilis congénita, yaws o
frambesia, o pinta
Reseñado por Didier Lanao Rebolledo
Introducción:
Pasemos ahora, a exponer
cada uno de los síndromes en sus aspectos más relevantes:
Pinta:
Conocida como
"puru-puru" (entre otros) este síndrome, limitado geográficamente (tierras
bajas de América Central y del Sur), pudo ser extinguido bajo esfuerzos de
salud pública a través de terapias antibióticas. La pinta en contextos de la
paleopatología, posee tres características significativas: a) enfermedad de la
piel sin las complicaciones óseas, cardiovasculares y neurológicas propias de
los otros síndromes; b) altamente dificultoso transmitirla a los animales de
laboratorio, por lo que los cultivos de este patógeno no están disponibles en
los estudios modernos; y c), su inmunidad cruzada entre los síndromes pudo
hacer de la pinta el factor de restricción a los otros para poblaciones que
eran huéspedes.
Yaws o Pian:
Con nombres locales como
Parangi, Bouba y Framboesia, es una enfermedad común en regiones tropicales de
todo el mundo; aún endémica en varias localidades a pesar de las campañas de
erradicación de la OMS (Fegan et al. 2010; Satter y Tokarz 2010). Genera
lesiones ulcerosas destructivas penetrando la cavidad nasal y el paladar
afectando la resonancia nasofaríngea endureciendo la calidad de la voz, volviéndola
“gangosa”; el afectado puede presentar alteración social por las deformidades
faciales, tal como las máscaras africanas representativas a principios del
siglo XX (Simmons 1957).
Sífilis endémica (no
venérea):
Las víctimas suelen
infectarse por contacto piel a piel o por transmisión de patógenos por insectos
(Chulay 1990). En el caso del médico Hudson (1890–1992), en su práctica clínica
se observaron dos patrones: por un lado, residentes urbanos afectados por la
sífilis venérea, y por el otro, beduinos rurales nómadas afectados de forma
asexuada (compartiendo recipientes de comida y bebida, cigarrillos, toallas,
etc.), los beduinos lucían grandes túnicas que los cubrían evitando el contagio
piel a piel, pero afectados asexualemte.
Sífilis venérea:
Descrita por Tramont (1990),
como una enfermedad sistémica que posee manifestaciones clínicas proteicas que
es causada por el patógeno espirochete Treponema pallidum subsp. Pallidum. Se
transmite por contacto sexual, y a diferencia de los otros síndromes se
diagnostica por aislamiento o por un organismo causante. Es el más peligroso,
ya que además del ataque común (piel, tejido mucoso, y esqueleto) invade
cualquier órgano e incluso atraviesa la placenta para atacar al feto, generando
una alta mortalidad fetal y perinatal por “abortos espontáneos, nacimientos
prematuros y enfermedades graves en las primeras semanas de vida” (p. 5).
Teniendo en cuenta esta
breve clasificación, pasemos a comprender su grado evolutivo:
Teorías de la evolución
de las treponematosas
En la hipótesis colombiana,
se expone una transmisión intercontinental de la sífilis venérea, del Nuevo al Viejo
Mundo. Propuesta
por médicos del siglo XVI por el brote de una enfermedad venérea al sur de
Europa en 1495; otros médicos de la época, con la hipótesis
precolombina, afirman que ya había una enfermedad antes de 1492 confundida con
otras. La hipótesis Unitaria, se basa en que los 4 síndromes no son
enfermedades distintas, sino, manifestaciones de una con relación al estatus
físico y cultural. Por último, está la evolutiva, propuesta por Hackett (1963)
y por Brothwell (1981), el primero afirma que la pinta es una supervivencia de
una más antigua nacida antes de la ocupación del Nuevo Mundo; y el segundo, que
sí surgieron en diferentes momentos del Nuevo Mundo, Asia, África y Europa.
La nueva historia y
la nueva biología:
Se consideran a las
hipótesis colombiana y precolombina, como "sífilocentricas" y
"eurocéntricas"; o sea, construcciones sociales. Algunos autores
consideran que estos diagnósticos están permeados por discursos racialistas (Gilman,
1985); otros, por estereotipos culturales; otros, degeneracionismo, típico del
clasismo; y otros por discursos de poder y lo dicotómico centro/periferia-élite/pueblo.
El género treponema es muy amplio y variado, diversamente relacionados con T.
pallidum y T. carateum. Con la nueva sistémica bacteriana centrada en el genoma
se han logrado caracterizar nuevas especies eficientemente. Aunque, no haya un
estudio filogenético molecular que revele la correlación entre organismo de
este tipo, la secuencia del genoma Treponema pallidum subespecies pallidum,
expone afinidades biológicas.
La paleopatología de
la treponematosis: ¿dónde hemos estado?, ¿dónde estamos ahora y adónde iremos
en el futuro?:
Las fuentes consultadas,
provienen de mucho antes de la aplicación de antibióticos y campañas de
erradicación de la OMS; así mismo se obtienen datos epidemiológicos en
modelamiento de treponematosis modernos. Al reflexionar si se hace ciencia en
la paleopatología se deben establecer criterios altamente objetivos para hallar
rastros de alguna enfermedad en restos humanos antiguos. Nos enfrentamos a un
doble problema al tratar dicha enfermedad, por un lado, las distinciones
diagnósticas entre los 4 síndromes y otras enfermedades; y por el otro, las
lesiones óseas que causan dicha enfermedad.
Paleopatología
molecular:
Por medio de estudios de
residuos biomoleculares, están siendo tratadas las enfermedades antiguas en la
relación huésped-patógeno. La tuberculosis es un buen ejemplo, ya que los
huéspedes alojan sobre sí una alta carga de patógenos microbacterianos en las
lesiones óseas. Y otra fuente mucho más promisoria de dicha evidencia molecular
es la identificación de inmunoglobulinas en los huesos antiguos.
Diagnóstico e
interpretación: no muy poco, no demasiado:
Se trata de analizar dos
enfoques recientes para la interpretación paleopatológica en lesiones
esqueléticas que son representativas de la enfermedad treponemal. Uno es
centrado en el hueso, la tibia y basados en un grupo de criterios y/o
diagnósticos conocidos como SPIRAL obtenidos de muestras problemáticas. El
otro, tiene un amplio campo de lesiones óseas proliferativas como
"marcadores de estrés inespecíficos", indicando una
"infección". Los autores de esta perspectiva consideran que estos
diagnósticos son inútiles, ya que los huesos y los dientes no tienen respuestas
específicas de enfoque clínico para todas las enfermedades.
¿Qué sigue?:
En conclusión, podemos
exponer los últimos avances en paleopatología en ámbitos a la treponematosis
endémicas. Tenemos que, Suzuki (1991), demuestra que las lesiones de
este patógeno en japón son post-colombinas, y que, el escenario de la expansión
de la sífilis venérea va de oeste a este. En lo que concierne a América Central
y del Sur, la T. endémica no es tan común como en el Norte y su diagnóstico es
un tanto complejo en las lesiones esqueléticas equivalentes a la leishmaniasis.
Más adelante veremos cómo las técnicas microbiológicas y paleotaológicas
moleculares que vayan surgiendo, brindarán información de carácter filogenético
sobre la evolución histórica de este género de patógenos T. endémicos y su
manifestación mundial. Y ni hablar de las excavaciones arqueológicas, que
brindarán muchos más ejemplos en cuanto a patología esquelética treponemal en
lugares que hasta la fecha no has sido registrados.
Bibliografía
Texto:
Cook
D. C., M. L. Powell (2012). Treponematosis: Past, Present and Future. In. AL
Grauer ed. A Companion to Paleopathology. Chichester: Wiley-Blackwell, pp.
472-491
Fuente de la imagen:
Mansilla Lory, Josefina, & Pijoan Aguadé, Carmen Ma.. (2000). Evidencia de treponematosis en lacueva de la candelaria, coahuila, con énfasis en un bulto mortuorio infantil. Chungará (Arica), 32(2), 207-210. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562000000200011