martes, 3 de agosto de 2021

Los SIG en el contexto de la Antropología

 

Fuente: https://resources.arcgis.com/es/help/getting-started/articles/026n0000000t000000.htm 



Los SIG en el contexto de la Antropología. 

Por Didier Lanao Rebolledo (2021)


Desde sus inicios, el ser humano ha tenido la necesidad de ubicarse en el espacio para tener un desarrollo pleno de sus dinámicas, ya sea individual o colectiva. Así mismo, dichas dinámicas se demarcan en unos ámbitos geográficos distantes y cercanos atravesando ríos, mares y continentes enteros; la dimensión espacial es crucial y condicionante de la existencia y experiencia humana, tales como la navegación y la ocupación política de territorios que fueron recurriendo a cartografías y demás mecanismos de georreferenciación. En la actualidad existen los Sistemas de Información Geográfica (SIG), estos, poseen unas aplicaciones que nos permiten hacer varias acciones tales como: realizar las descripciones de terrenos con algunas coordenadas espaciales, caracterizar asentamientos humanos, definir usos de suelos, diseñar mapas de riesgos físicos, entre muchas otras (Martínez y Sosa, 2008).

Ahora bien, qué son los SIG, aunque no hay un consenso en su definición, podría decirse que son aquel conjunto de herramientas que “permiten el procesamiento de información de datos de tipo espacial usados para tomar decisiones acerca de cierto espacio o área específica de la Tierra o también para visualizar de forma general un espacio de acuerdo con el contenido de base de datos digital” (Martínez y Sosa, 2008, p. 29 y 30). Esta información, se maneja por medio de un software para comprender el funcionamiento de variados sistemas sub naturales con un manejo eficiente de dicha información y los mapas asociados a esta; del mismo modo, recoge, integra, comprueba y analiza variados tipos de operaciones agrupadas en subsistemas en relación con aplicaciones, tales como:

a.      Entrada de datos de varios orígenes, colectados y procesados como datos espaciales.

b.      Almacenamiento de datos que permita recuperar, editar y actualizar la información.

c. Análisis, manipulación, presentación de tareas, manejo de datos adicionales, parámetros estimados, contrastes entre subsistemas y presentación de funciones modeladas.

d.  Despliegue de todo o parte de la base de datos en forma de gráficos, tablas o mapas (Martínez y Sosa, 2008, p. 30).

Asimismo, para construir mapas con ellos, es necesario, realizar una colección de datos como fotos aéreas o satelitales o alguna otra información obtenida previamente; segundo, tomar esos datos y procesarlos con clasificaciones que vayan de lo bajo, lo alto y demás análisis y procesos iterativos; también; elaborar, de forma preliminar, mapas que permita la obtención de otros mapas según la cantidad de capas utilizadas; y por último,  extraer y elaboración final del mapa (Martínez y Sosa, 2008).

A simple vista se podría inferir que estas herramientas SIG sólo podrían ser usadas por las ciencias exactas o las básicas/naturales como la biología, la geología, o hasta las ingenierías, pero no, estas tienen un abanico de aplicación como en el caso de las ciencias sociales, más exactamente en la antropología y la arqueología.   En esta última, Figuerero e Izeta (2013), han recogido todo un estado del arte a cerca del uso de los sistemas de información en el área de la arqueología, pero en Sudamérica. Estas, han sido de uso constante que van desde los 90'S coadyuvando a la arqueología desde lo tecnológico. A su vez, le permite una cuantificación y visualización de ciertas relaciones espaciales de forma eficiente al contrastar hipótesis, gestionar información y difundir resultados.  Del mismo modo, los autores explican que, muchos de sus artículos responden a macroescalas (n=10 artículos), y, microescalas y semimicro (n=2), implementando los SIG sobre una variada colección de objetos materiales en los cuales se analizaron unidades espaciales que corresponden a elementos óseos.

Por otro lado, Figuerero e Izeta (2013), exponen investigaciones a escalas macro donde se centran en la caracterización de elementos paisajísticos como ecológicas, geomorfológicas, climáticas, accesibilidad, etc., y las correlaciones posibles con evidencias arqueológicas como los emplazamientos, tipologías deferenciales de sitios, la distribución de restos en superficies, y demás. De esta forma, exponen otros autores que analizan diferentes temáticas en zonas de cazadores recolectores y demás colectivos sociales que atañen a sedentarismo y diferenciación social, asimismo, percepción y uso de espacios de los mismos; tal es el caso de la implementación del SIG como herramienta de aproximación a paisajes agrícolas n el Valle del Bolsón (Catamarca, Argentina), investigando las dinámicas sociales de cambio y de continuidad en el tiempo, variabilidad regional a cerca de la producción y análisis de una cartografía temática SIG (creada ex profeso).

Estos estudios y demás, se complementan con los de Pastor et al (2013) quienes afirman que para entre 1950 y 1960, la arqueología asceleró su progreso en su marco epistemológico con la mejora en los analisis en la dimención espacial referente a la conducta humana. Entre estos, surgieron estudios que utilizaron el concepto de “arqueología de los asentamientos” o “arqueología de los patrones de asentamiento” (Willey 1953, 1956; Butzer 1964; McAdams 1965 en Pastor et al, 2013).  Así mismo, al llegar a la década de los 70’s y todo su proceso intelectual:

Se reforzaría con la formulación de una “arqueología espacial” que proponía nuevos conceptos, métodos y técnicas destinados a valorar la dimensión espacial de la sociedad humana a través del registro arqueológico (Hodder y Orton 1976; Clarke 1977). Adaptados de disciplinas como la Geografía Locacional o la Estadística, se introdujeron en la Arqueología herramientas como el análisis de área de captación de recursos, los lugares centrales, el modelo X-Tent, los polígonos de Thiessen, etc. (Pastor et al, 2013, p. 5).

 

Lo que quiere decir que, las técnicas implementadas por la Arqueología Espacial estaban basadas en la aplicación de ciertos modelos geométricos y a la vez cuantificables en un "espacio euclidiano (o “neutral”)", sin dejar atrás factores económicos como explicación del surgimiento de fenómenos sociales y culturales.

De igual forma, Araneda (2002), nos expone que los estudios en arqueología llevan implícitos ciertos factores y relaciones espaciotemporales desbordados en capacidades de análisis de los profesionales; estas poseen estas ventajas entre muchas otras:

a) Mejoran el ordenamiento de los datos referenciados espacialmente; b) permiten mantener los datos en forma físicamente compacta; c) proveen un único lugar para el resguardo de los datos; d) permiten la recuperación de la información en tiempos breves; e) proporcionan herramientas computacionales capaces de realizar variados tipos de manipulación de los datos, incluyendo las mediciones de mapas, la sobreposición de mapas, transformaciones de los formatos de los datos, diseños gráficos y manejo de bases de datos; f) permiten reducir los costos de procesamiento de los datos, especialmente en las etapas de actualización de los mismos; g) permiten el diseño gráfico interactivo a través de las herramientas de dibujo automatizado, las que a su vez posibilitan acelerar y mejorar las tareas cartográficas tradicionales y diversificar la cartografía temática […] Araneda, 2002, p. 63)

En el ámbito de la antropología, más que todo se da la cartografía con el caso de Constantina, que según los estudios de Carrera (2007), hay una relación importante con el concepto de área cultural. Este, fue planteado como método de operatividad, que permitió organizar una gran cantidad de datos recogidos etnográficamente que fueron agrupados en sistemas de clasificación. Su base era considerar las zonas ecológicas para poder identificar áreas y subáreas. Claro, este concepto no se limita a meras referencias dentro de un determinismo ecológico. De este modo, el autor no busca conjeturar a cerca de cómo el medio ecológico implica una incidencia en una o varias formas de subsistencia; tampoco, que el territorio sea vestido como un argumento meramente explicativo de una posible identidad cultural de algún grupo, aunque logre expresarse como factor destacado en ciertos procesos colectivos de identificación.

Para Carrera (2007), la cartografía etnográfica tiene grandes vínculos con el concepto de territorio que se expresa en dos ámbitos. Por un lado, tenemos que, toda colectividad/sociedad busca satisfacer sus necesidades, tales como:

·         Evolución de los sistemas productivos en el sistema de la sociedad global.

·      Los procesos productivos que llegan a singularizar el territorio en cuestión, generando cultura del trabajo específicas.

·         Las formas de apropiación del espacio: de los sistemas de propiedad y tenencia imperantes.

·         Los nodos de articulación.

·         La toponimia o forma de nombrar el espacio.

·         El control social de los recursos naturales (agua, topografía, tipos de suelo, etc.) (Carrera, 2007, p. 73).

  En otros aspectos, el autor se propuso tres puntos más:

·     Cuestionar la idea del espacio geográfico como mero soporte físico de los hechos sociales, eliminando los reduccionismos que resultan de crear dicotomías entre espacio “natural” o espacio “social”.

·            Recalcar la interacción dialéctica que siempre ha existido entre los llamados factores físicos del territorio y el factor humano, atendiendo así a las formas en que los grupos humanos explotan el medio y cómo le añaden significados, creando símbolos a partir de determinados aspectos del entorno, ya que éste está totalmente culturizado.

·          Revisar la idoneidad de figuras de conservación ambiental como los “Parques Naturales” dentro de los espacios protegidos que contempla la normativa andaluza de Medio Ambiente (Carrera, 2007, p. 73 y 75).

      De esta manera, el autor trazó varios mapas/cartografías del lugar con diferentes clasificaciones de lugares, espacios simbólicos, de comunicación, zonas de intercambio, tipos de cultivo, hidrografía, entre otras tal como se muestra en la figura #1:


Figura #1: zonas de georreferenciación simbólica, administrativa, ecológica, de vías y asentamiento. Fuente: del texto. Caso Constantina.

 

            Partiendo de lo anterior, el autor nos explica que, la cartografía etnográfica sirve para entender y comprender el medio físico no como mera variable que determina y explica a la cultura en sí, sino como aquel condicionante a los factores humanos que se traza desde su economía, cosmovisión, política, estructura societal entre otras.

            Finalmente, podemos comprender que los SIG poseen una enorme importancia al estudio de las ciencias humanas y sociales, ya que estas se producen en espacios geográficos de cierta manera determinados y georreferenciados a través de sistemas tecnológicos/ sistema con coordenadas espacio-temporales, mejorando de esta forma la información geográfica dando mejoras a la investigación científica abriendo campos de estudios interdisciplinarios, teórico-metodológicos, oportunidades de conocimientos, diversidad de análisis, manejo de resultados e interpretaciones de los mismos.

 

Bibliografía 

Pastor, S., Murrieta, P. & García, L. (2013). Los sig en la arqueología de habla hispana. Temas, técnicas y perspectivas. Comechingonia, 17(2), 9-29. Recuperado de https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/25299/CONICET_Digital_Nro.4a8b6d05-9252-4a12-9fcf-6a8fd7b67b29_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

María José Figuerero Torres y Andrés Izeta (eds.). (2013). El Uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG) en la Arqueología Sudamericana, Bar S2497 South American Archaeology series 18. Oxford, p. 224.

Figuerero, M. (2018). Tecnología e ideas usadas para el análisis espacial de paisajes arqueológicos en la Argentina. Arqueología, 24(3), 185-192. Recuperado de http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/Arqueologia/article/view/5413/4859

Del Bosque Gónzález, I., Fernández Freire, C., Martín-Forero Morente, L. & Pérez Asensio, E. (2012). Los Sistemas de Información Geográfica y la Investigación en Ciencias Humanas y Sociales. Madrid, España: Eds. Confederación Española de Centros de Estudios Locales (CSIC).

Carrera, G. (2007). La cartografía etnográfica como herramienta técnica y metodológica en investigaciones antropológicas. El caso de Constantina. Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, 9, 72-81. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2885431

Araneda C, Edgardo. (2002). Uso de Sistemas de Información Geográficos y análisis espacial en arqueología: Proyecciones y limitaciones. Estudios atacameños, (22), 59-75. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-10432002002200004