martes, 16 de febrero de 2021

Relación Lenguaje y Cultura

 


Relación Lenguaje y Cultura

Por Didier Lanao Rebolledo       

 

       Los individuos que habitan un determinado lugar y/o territorio, poseen una cultura, un modo de vivir (hábitos y costumbres), de expresar sentimientos, visión del mundo, la forma de percibirse ante él, y lo más importante, un sistema convencional que les asegure una comunicación, con la cual, intercambiar ideas en medio de la interrelación con los otros miembros de su comunidad, entre otras.

      Hasta aquí, nada del otro mundo. Pero, si deseamos comprender la relación entre lenguaje y cultura de una forma un poco más profunda, toca adentrarnos en cada uno de estos elementos, analizarlos, comprenderlos y a manera de analogías, establecer sus similitudes, o de otra manera, su reciprocidad.

       Empecemos por definir Lenguaje:

Sistema de comunicación a través de códigos, signos y símbolos, que, para funcionar y constituirse, deben cumplir unas reglas y/o normas estableciendo una clasificación u orden; es decir, configurarse socialmente, ser convencional (Reflexión en la Clase de Oralidad y Escritura)

       Pero es mucho más que eso. Citemos a varios lingüistas para el desarrollo del concepto de lenguaje y evidenciar poco a poco su reciprocidad con la cultura. Si decimos “códigos, signos y símbolos”, estamos hablando de representaciones, o sea, “4. Idea o Imagen de una cosa que se tiene en la mente” (Moliner. 1999, p. 929), una manifestación y/o expresión en palabras, gráficos, figuras o imágenes (visuales o auditivas) de una idea, concepto, o ese algo que la imagen retiene, de lo que está en la mente o conciencia de las personas. Este punto, es explicado por Saussure en su libro: Curso de lingüística general. Cuando nos habla del signo lingüístico:

Sin embargo, esta perspectiva simplista puede acercarnos a la verdad al mostrarnos que la unidad lingüística es una cosa doble, hecha con la unión de dos términos. […] implicados en el signo lingüístico son ambos psíquicos y están unidos en nuestro cerebro por un vínculo de asociación. […] Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica. La imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial (1945, p. 91 y 92).

           


         Es decir, un componente de dos términos psíquicos asociados y unidos en el cerebro. Es una entidad psíquica de dos caras. Se divide entre concepto e imagen acústica. El primero es algo abstracto, el significado que el ser humano o hablante le da en cuanto a lo que se refieren. Y el segundo, la imagen acústica, es lo que se conoce como huella psíquica o recuerdo del sonido que se tiene de cuanto se esté hablando, o sea, el significante. Entre ellos hay una relación recíproca, una codependencia que les da vida y cabida. Ya en este punto vamos notando la noción neuronal que configura el lenguaje. También, posee unas características, las cuales, unas de ellas son la Inmutabilidad y la Mutabilidad: Es Inmutable porque no cambia, no varía en el tiempo, es decir, se mantiene estable. Posee sincronía por las convenciones sociales (Creencias, Costumbres y/o Cultura). La sociedad está atada a la lengua, o acepta cambios; pero a la vez, es Mutable porque, a través de ese mismo tiempo, gracias a la masa hablante, las mismas personas cambian, amplían, resignifican las convenciones sociales, lo que hace que el signo lingüístico pueda variar y cambiar. Ya Saussure, va evidenciando la Relación entre Lenguaje y Cultura.   

       También, aparece Gary B. Palmer cuando nos dice:

[…]el lenguaje es el juego de símbolos verbales utilizados en la imaginería. La imaginería es lo que vemos con el ojo de la mente, pero es también el sabor de un mango, la sensación de caminar bajo un chaparrón tropical, la música de Mississippi Masala. Lo que imaginamos está asentado en las experiencias adquiridas a través de todas las formas de percepción, y, además, hablamos (2000, p. 23).

       Según Palmer, es el pensamiento quien constituye y configura el lenguaje. Se parte de la creación de un pensamiento a base de imágenes. Entiéndase imágenes como los códigos semióticos neuronales organizados en nuestra mente, que ingresan del exterior a través de nuestros cinco sentidos: imágenes auditivas, imágenes táctiles, olfativas, visuales y gustativas. Todas juntas, dentro de la experiencia sensorial, le dan la base al pensamiento; es decir, que, según lo que mis sentidos capten del entorno así será mi forma de pensar, mis ideas, mi filosofía de vida, mi visión del mundo, mi cosmogonía, el almacén de conocimiento y tradición cultura.

    ¿Qué tipo de lenguaje empleará algún individuo que desee comunicarse después de constituir su pensamiento? ¿Cuáles serán esos signos lingüísticos (Saussure) que usará?

Para Palmer:

Las palabras evocan imágenes mentales que van desde las experiencias sensoriales tan simples y concretas como el sabor de las palomitas de maíz calientes hasta estructuras conceptuales tan abstractas y complejas como lo postulados culturales del amor verdadero (2000, p. 26).

 

         Otro lingüista, Edward Sapir, también hace sus aportes respecto al lenguaje y su relación con la cultura, cuando da por sentado que es el lenguaje que configura el pensamiento, y, además, sirve para comunicar las ideas, sin antes no mostrar que es el resultado de una red neuronal creador de unas convenciones sociales:

Es una red muy compleja y siempre cambiante de adaptaciones diversas — en el cerebro, en el sistema nervioso y en los órganos articulatorios y auditivos— que tiende a la deseada meta de la comunicación de ideas[…] el lenguaje, en cuanto tal, no se encuentra localizado de manera definida, ni puede estarlo, pues consiste en una relación simbólica peculiar — fisiológicamente arbitraria— entre todos los posibles elementos de la consciencia por una parte, y por otra ciertos otros elementos particulares, localizados en los centros cerebrales y nerviosos, sean auditivos, motores o de otra naturaleza (1921, p. 16 y 17).

      Todos estos impulsos nerviosos, que inician las futuras convenciones sociales, según Sapir, en la cita siguiente, se muestra cómo va tejiendo la relación entre él y Saussure cuando expresa en la introducción de su libro “El Lenguaje” la variabilidad de la lengua producto de la interacción del individuo o hablante: “Su variabilidad es involuntaria y sin finalidad alguna. El habla es una actividad humana que varía sin límites precisos en los distintos grupos sociales, porque es una herencia puramente histórica del grupo, producto de un hábito social mantenido durante largo tiempo” (1921, p. 10). Al decir, “una herencia puramente histórica del grupo” quiere decir que se trasmite de una generación a otra, a manera de ADN social, que se aprende desde el primer núcleo llamado familia: “el habla es una función no instintiva, una función adquirida, “cultural”. (Ibidem).  

           Con esto, se exponen muchos motivos por el cual el lenguaje varía dentro de la practica cultural, es decir, que hay un contexto situacional dentro de la cultura misma que le da esa mutabilidad. Y para esto, es mejor apoyarnos en Halliday. En él encontramos que la definición de Lenguaje es un “potencial de significado” es decir, como algo que puede llegar a ser, lo que pueda significar; es más, cada vez que buscamos diferenciar las palabras definición y significado, vemos que el significado ya es un enunciado referente a la descripción y función de ese algo que involucra al ser, a la persona; o sea, a la experiencia misma del sujeto sobre el objeto.


        El estar inmerso en una situación, da un contexto de uso del lenguaje. De acuerdo con esta situación el uso variará, será más nutrido, diverso, diferente: “Cuando nos tocó considerar casos reales, hubimos de reconocer que, en cualquier expresión particular, el hablante en realidad utilizaba el lenguaje de varias maneras distintas, con una diversidad de propósitos distintos, todos a un mismo tiempo. El uso del lenguaje no es un concepto simple.” (Halliday, p. 42) Por tal motivo, el lenguaje no es algo que nazca de manera individual, singular, sino que, en la relación con otro sujeto, entre organismos humanos distintos. La misma lengua, presenta diversos usos, símbolos y cifrados dependiendo del contexto de situación en el que se encuentren inmersos los actores sociales, tendrá una existencia cuando está relacionado con un medio, a un escenario. Y nos referimos a características inmediatas, concretas; de ahí surge el valor pragmático, darle valor e importancia a algo desde su valor y/o efecto práctico directo con el entorno.

     Por su parte, para Halliday (1979): “Significa el Lenguaje en el contexto total de la interacción entre un individuo y su entorno humano: entre un individuo y su [medio] social […] el Lenguaje es el medio gracias al cual interactúa la gente” (p. 19). Aquí el autor toca la relación entre individuos, la interacción a través del ambiente social. Según los sociólogos, el primer grupo donde nos recreamos y empezamos a constituirnos es la familia, en ella se aprenden todos los estados éticos y morales, las costumbres, hábitos, normas sociales de comportamiento y hasta las creencias; de ahí que, nace el hombre social. Todo lo anterior, tiene un canal por el cuál es transmitido: el Lenguaje, por el que a través se transmiten todos los modelos de vida de un miembro social a otro (relación papá-mamá hacia los hijos [as]) A través del Lenguaje, entra la Cultura.

       Ahora, pasemos definir Cultura, y para este caso, quién mejor que Geertz para definirla y no salirnos del concepto de lenguaje que hemos planteado anteriormente:

 El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser, por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones(1973, p. 20).

       Geertez propone un concepto, como él lo dijo, desde lo semiótico, es decir, el conjunto de signos y símbolos establecidos socialmente, por una colectividad, que han determinado diversas formas de pensar, sentir y actuar (en algunos casos entendidos como Hechos Sociales. Durkheim), configurando convenciones socioculturales en las que todos los individuos se encuentran sumergidos.

     Con Geertz, la cultura queda como esa urdimbre, una entramada de significaciones creados por los miembros de una cultura, quienes la transforman y esta, a ellos; y el análisis de la cultura sería una ciencia interpretativa en busca de significaciones. De esta forma, este concepto consiste en ver a la Cultura más allá de un simple procesos inconscientes de meras actividades del pensamiento, totalmente diferente a lo que planteaba Lévi – Strauss de que la cultura está en la mente de las personas. Más bien, muestra a la cultura como unas acciones simbólicas, pero también, como un acto comunicativo de representaciones de las expresiones individuales y colectivas de las mismas interrelaciones humanas. Con esto, el individuo, siendo un ser racional, tampoco es estático, y menos, un recipiente donde se deposita la cultura, sino que, es un sujeto activo, de cambio, y transformación de su propia cultura, ya que la asimila, la reinterpreta, actualiza y/o modifica.

      Retomando a Palmer, para conectar ese acto comunicativo de representaciones de las expresiones individuales y colectivas de las mismas interrelaciones humanas, citaríamos:

Los fonemas se oyen como imágenes verbales organizadas en categorías complejas; las palabras adquieren significados que corresponden a esquemas imaginísticos, escenas y escenarios (…) el discurso surge como un proceso regido por su propia imaginería reflexiva; y la visión del mundo lo subsume todo (2000, p. 24).

    Cada vez que interrelacionamos con el “otro” no sólo decimos palabras, evocamos imágenes o expresamos ideas, sino que, al ser la cultura también como ese instrumento público (Geertz, 1973) estaríamos adentrándonos en esas ideas, esas doctrinas configuradas, esas filosofías de vida, cosmogonías, imaginarios colectivos, formas diversas de ver el mundo y de percibirse el “otro” ante él, y nosotros hacemos lo mismo, mostramos nuestras formas de pensar a aquellos que se interesan o no por ellas. En esto entra Horacio Calle Restrepo cuando dice que “la conversación lejos de ser el alma de la comunicación entre humanos sólo es un medio para establecer otras formas de comunicación que cimenta esa ineludible necesidad nuestra: La Sociabilidad” (Calle, 2004, p. 45)

    Alssandro Duranti dice: “al utilizar el lenguaje, contribuimos a crear la realidad que intentamos representar” (1997, p. 291) él explica que cuando usamos ciertas expresiones, proveemos algo más que información indispensable para identificar el referente de discurso “el uso de morfemas honoríficos y de palabras conlleva una particular relación entre hablante y el oyente […] todos estos casos muestran que las palabras pueden ser no sólo símbolos sino hechos” (1997, p.291 y 292) esto lo enuncia Duranti para más adelante Mencionar a Malinowski mostrando el lenguaje como acción, este, expone dos conceptos fundamentales de su teoría etnográfica:

a)      Contexto situacional

b)     La lengua como un modo de acción.

   Después de explicar cada concepto, Malinowski concluye que: “la principal función del lenguaje no es expresar pensamientos ni duplicar los procesos mentales, sino, desempeñar un papel activo en el lado pragmático (praxis, práctica) de la conducta humana” ([1935] 1978, p. 7)

    Con esto, Malinowski en su libro <<El problema del significado en las lenguas primitivas>> establece una gran diferencia entre:

·         Lenguas “Civilizadas”: que están dedicadas a la comunicación de los pensamientos.

·         Lenguas “Primitivas”:   en las que su función es Hacer Actos.

 

       En conclusión, la Relación Lenguaje y Cultura está en que ambos se configuran de la misma manera o en el mismo ejercicio, y producen los mismos resultados.

Se configuran:

·         De forma Neuronal y en relación con otros individuos (Saussure, Sapir, Palmer [Lenguaje] Geertz [Cultura])

·         Son susceptibles de re-configuración: re-interpretación, re-significación por nuevas experiencias, ya sea, con los miembros de su mismo grupo o con los de otros grupos culturales. (Halliday, Sapir, Calle Restrepo [Lenguaje] Geertz [Cultura]

Resultan:

·         Influencia en la conducta del individuo (Halliday [Lenguaje] Geertz, Malinowski [Cultura])

·         Se crean visiones del mundo, imaginarios colectivos, cosmogonías.

·         Se crean identidades: “soy el resultado de la dinámica cultural, enseñada, transmitida y socializada a través del lenguaje

¿Hay alguna Cultura que no posea algún tipo de lenguaje, y a la vez, hay algún lenguaje que no haya sido resultado de la cultura?

 

Bibliografía

Moliner, M. (1999). Diccionario de Uso del español. Segunda edición. Editorial GREDOS.

Saussure, F. (1945) Curso de Lingüística General. EDITORIAL LOSADA, S.A. Buenos Aires.

Sapir, E. (1994). El Lenguaje. (Undécima reimpresión). Introducción. FONDO DE CULTURA ECONÓMICA México.

Halliday, M. A. K. (1979). El Lenguaje como Semiótica Social (La interpretación social del lenguaje y del significado). FONDO DE CULTURA ECONÓMICA México.

Geertz, C.  (1973).La Interpretación de las Culturas. Editorial GEDISA.

Calle Restrepo, Horacio. (2004) La Antropología y lo Cotidiano (Tercera Parte) La Comunicación. UNIVERSITAS Humanística 33, p. 45

Duranti, A. (1997). Antropología Lingüística. Editorial Cambridge University Press. 

 

 

 

La antropología y lo cotidiano: La comunicación.


Foto: Gustavo Arrieta López.

La antropología y lo cotidiano: La comunicación (Calle Restrepo, Horacio)

Ficha de lectura por Didier Lanao Rebolledo

 

 

Palabras Claves: Comunicación, Diálogo Callejero, Conversación, Observación, Conducta, Cultura, Sociabilidad-Socialización, Lenguaje, Ostracismos Social.

Texto: Descriptivo. Relatado en primera persona del singular.

 

       Realmente comparto el punto de vista de Calle Restrepo en varios aspectos, excepto uno que más adelante trataré.

       Reconozco que jamás había visto la comunicación o el diálogo tan sólo como el medio que utilizamos, inconscientemente, para la socialización. Una sociabilidad más allá de conocernos y ya. Algo que cala bien hondo de ir penetrando en otros imaginarios, en otras formas de concebir el entorno llamado mundo, un macro universo donde orbitan distintas culturas, o tan sólo, costumbres y prácticas; si con las familias distintas a la nuestra nos referimos.

      La idea de la institucionalización de la costumbre de comprar el periódico responde a la mecanizada forma de vivir; referente a los que no los leen. Aquellos que sólo leen fragmentos, pues, no están obligados a hacerlo completamente, a menos que lo hagan como personas que conozco: un acto inconsciente de parecer intelectual o una persona informada.

      En cuanto al mecanismo de desinformación de los periódicos, que, según Calle, está al servicio de determinadas ideologías, obedece a la misma institucionalización y que con el tiempo se relaciona con Foucault a cerca del sujeto y el poder; en donde podemos notar el poder que tiene el lenguaje a través del acto cotidiano de la conversación, que va inoculando ideas, formas de pensar, determinando así, nuestro proceder, nuestra forma de ser. Los chismes, los rumores, las medias verdades, que empiezan con un “run-run” (murmullo), van tomando fuerza, se alojan en los pequeños grupos, luego a toda la localidad llámese barrio, vereda, vecindario, y al final de cuentas (del proceso comunicativo), ese murmullo, quizá de una sola persona no dos, es decir subjetivo, cuando está en boca y mente de toda una colectividad, se vuelve “objetividad” que no es más que un estereotipo, pasa a dañar la imagen y buen nombre de cualquier ciudadano.

       Por tal motivo, Calle Restrepo, hace énfasis en esa máscara, en esa mentira que surge en el diálogo callejero: “La palabra, este producto social, se ha hecho para mentir. La verdad es, como la palabra, un producto social” (Calle, 2004, p. 46) esto, lo puedo configurar como un silogismo:

                        P1: La palabra, este producto social, se ha hecho para mentir

                        P2: La verdad es, como la palabra, un producto social

                        C:  La verdad, siendo un producto social, se ha hecho para mentir

Podemos asegurar que nuestra vida, formada por productos sociales, es una mentira, la cual le llamamos Verdad.

       Lastimosamente, el termino Verdad, suele ser usado con ahínco en la Religión que promete paraísos, reencarnaciones, vidas en otros planetas, etc. Y todo aquel que esté congregado en una de ellas debe regirse bajo esta ley; ¿Y si no?, pues, es sometido a una reprensión semejante a un castigo. Tal fue el caso de un conocido Testigo de Jehová, que, por sostener intimidad con otro congregante, siendo novios sin casarse, fueron señalados, criticados, y finalmente, al mejor estilo de la antigua Grecia, condenados al ostracismo social. ¿Alguien dijo Hecho Social? (Durkheim, 1988)

       Pero no todo es malo dentro de esta sociabilidad. También, están los debates filosóficos, políticos, culturales, que, en su mayoría, enriquecen nuestra lógica.

        Para terminar, dos puntos, el primero: cuando, Calle Restrepo habla de la Familia, no pude evitar evocar a Halliday: “En el desarrollo del niño(a) como ser social, la lengua desempeña una función importante. La lengua es el canal principal por el que se le trasmite los modelos de vida, por el que aprende a actuar como miembro de una “sociedad” dentro y a través de los diversos grupos sociales, la familia, el vecindario, y así sucesivamente y adopta su “cultura”, sus formas de pensar y de actuar, sus creencias.” (Halliday: 18). Y segundo: siento que nuestro autor, con todo el derecho a su libertad de expresión y de conciencia, raya un poco en el sexismo cuando suelta expresiones tales como: “En una sociedad machista como la nuestra, la mujer renuncia a su vida y la pega como un vagón más al tren de vida de su marido.” O esta “Al casarse la mujer entra en una relación de dominación que la deshumaniza” me parece sumamente extremista, y muy generalista. Entiéndase el sexismo como esa práctica y actitud discriminatoria que infravalora a las personas por razones de sexo biológico o hace distinción alguna, del cual se asumen características y comportamientos que se espera, las mujeres y los hombres, actúen cotidianamente. Y lo curioso es que lo haga él que sabe que el lenguaje estructura formas de pensar, que, a su vez, estructura el actuar. Estaría aportando al abismo que hay entre los géneros; claro está, sin desmeritar toda la amplia labor que hizo en su trabajo de campo.

 

Bibliografía

Calle Restrepo, Horacio. (2004). LA ANTROPOLOGÍA Y LO COTIDIANO: LA COMUNICACIÓN. Universitas Humanitas N° 33

Halliday, M.A.K. EL LENGUAJE COMO SEMIÓTICA SOCIAL: LA INTERPRETACIÓN SOCIAL DEL LENGUAJE Y DEL SIGNIFICADO. Fondo de Cultura Económica. Pp 18

Durkheim, Emile. LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO. 1988. Fondo de Cultura Económica. México. Pp 40 y 41.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Colombia antes de la pandemia: sobre marchas, protestas y sus contrapartes

 



Colombia antes de la pandemia: sobre marchas, protestas y sus contrapartes


Por Didier Lanao Rebolledo


            Antes de iniciar la pandemia, Colombia atravesaba unos estados sociales de choques entre el pueblo y los dirigentes políticos, desplegando una atmósfera de caos que no vaticinaba nada bueno para el futuro próximo; de ahí surge esta pequeña y superficial reflexión/opinión que está realmente contextualizada en entonces. Quizá nos sirva para hacer un flashback.

     Hoy opino que: el país está fragmentado en ideologías que realmente nos irán acabando hasta reducirnos a la nada; algunas, más rápido que otras, lo cual, no es una novedad para ningún habitante de la nación colombiana.  Lo que sí me entristece sobremanera, es la falta de criterio y una fatalidad extrema que nos carcome hasta lo más hondo del alma (en caso de que exista tal estado del ser). Nos dejamos llevar por lo que los “demás” digan, por lo que vemos en las redes sociales y, en vez de analizar lo que está puesto ante nuestros ojos, repetimos como loros con tal de legitimar o deslegitimar las demás ideologías (o peor aún, lo que ocurre con el ser humano habitante de este país).

        Al parecer, no hemos aprendido de ese estado de naturaleza respecto a lo que es izquierda y derecha; éstos no son rivales, sino complementarios (los hemisferios cerebrales, unido a la lateralidad corporal, son un buen ejemplo). El asunto está en temas políticos. Un extremo del país, buscó y logró deslegitimar al otro, a través de un discurso (que muchos han catalogado de odio), con las situaciones políticas, económicas y sociales de otro país; entonces, cualquier acto u opinión que no se pareciera al del primer extremo, era señalado con el modelo deformado, del anterior país citado (cabe aclarar que no se está del lado de dicho país). No obstante, este discurso, ya se había gestado con otro que señalaba a una isla del Caribe colombiano como precursora de esta “ideología”, creando de esta forma el Leitmotiv: isla-país. 

        Llegado el momento, cuando varios sujetos de esta nación piden a gritos que todo tome un rumbo distinto, el “Leitmotiv: isla-país”, prende sus alarmas y entonces, los deseos por ver a Colombia mejor son ridiculizados, abucheados y saboteados. Llega el plebiscito y con él, el “Leitmotiv: isla-país”, “que si se da, viviremos como esa Isla-país”; llegan las elecciones presidenciales, y con ellas,  el “Leitmotiv: isla-país”, “que si queda el de la piedra por nombre, viviremos como esa isla-país”, y es aquí donde hay que detenerse, porque “piedra por nombre” no quedó, y estamos empezando los albores de esa isla-país, y no sólo las de ella sino, la de toda Latinoamérica. Podríamos pensar que el “Leitmotiv: isla-país”, no era un anuncio de prevención sino un arma de caos público con el que se pretende desestabilizar a nuestra nación y, por ende, ser una herramienta de represión.

       Hasta qué punto las protestas son las voces de las personas que ya no aguantan más, que ya están mamadas de su gobierno y están dispuestas a PARAR todo con el deseo profundo de poner fin a esta situación; o es un caos pre-diseñado por los dirigentes, pero que al fin y al cabo, se les está saliendo de las manos.  Por un lado, se agreden policías quedando algunos sin su ojo; por el otro, perdemos muchos “Dilan”, chicas sus rostros y los demás, apaleados, gaseados, a quienes le reafirman no protestar.

        Acá perdemos todos.  Analiza lo que veas en las redes, y no repitas como loro lo que otro dice si no pasa por tu filtro objetivo. Te muestran una noticia con una persona de la tercera edad quejándose porque no ha podido vender, a causa de las protestas, ¿cuál será tu reacción, tu criterio: deslegitimar la marcha y en sí el derecho a la libre protesta, o, pensarás, ¿qué hace una persona de la tercera edad en esas condiciones, laborando en un país que su constitución está obligada a proteger y brindarles las condiciones necesarias para vivir?   

       Colombia se está desperezando, y tú, que estás leyendo esta opinión, haz lo que tengas que hacer, lo que sea, pero que el país te tenga que agradecer.

Hasta la próxima opinión.

 Antes del 2020. Santa Marta, Colombia.